Ni un día de tranquilidad

Una de las razones principales por las que un líder político es elegido presidente del gobierno, aparte de su supuesta idoneidad, es el hacer la vida más fácil y cómoda para sus conciudadanos. Una vida con los menores sobresaltos posibles para que nosotros, los que elegimos, podamos dedicar nuestro tiempo a nuestras vidas y no dedicar tiempo a lo que, en teoría, debería ser una responsabilidad propia del gobernante. Con Mariano Rajoy en la presidencia del gobierno esto ha sido una misión, prácticamente, imposible.

Debe creer Rajoy que fue nombrado presidente única y exclusivamente por motivos económicos, no teniendo sobre sus espaldas ninguna responsabilidad más, o por lo menos él no parece darse por aludido. ¿Alguien recuerda un sólo día de tranquilidad política e institucional en lo que llevamos de legislatura? Yo por lo menos no. Cuando no son pitos, son gaitas, cuando no es por una cosa es por otra, pero el caso es que todos los días estamos con jaleos e historias, debe estar muy orgulloso Mariano de él mismo.

Ahora, en este fin de semana, estamos con algo muy gordo y grave, el proceso separatista catalán, la famosa consulta. Rajoy, que no ha hecho absolutamente nada para solucionar el tema, no ha sido ni siquiera capaz de aparecer en los medios de comunicación lanzando algún tipo de mensaje que nos tranquilice e intente intimidar de alguna forma a los traidores separatistas. Somos los ciudadanos, una vez más, los que tenemos que tomar las riendas de la protesta y de las quejas por nuestra cuenta ante este desafío. Él no, él no ha aparecido prácticamente nada, debe pensar que el silencio es lo mejor, pero somos muchos los que esperamos algo de quien es nuestro presidente del gobierno.

Al Rey tampoco se le ha visto, ni está, ni se le espera. Pues curioso que esto es lo que debamos esperar de nuestros "amados líderes" en uno de los momentos más importantes y graves de la reciente historia de España. En mi opinión, no están haciendo nada de lo que deberían hacer, mal, muy mal. Para esto no se para que tenemos gobierno ni jefe de estado, si cuando llegan los desafíos importantes debemos ser los ciudadanos de a pie los que demos golpes en la mesa podríamos prescindir perfectamente de ellos, mira, eso que nos ahorrábamos.