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La unión hace la fuerza, divide y vencerás


La verdad es que los españoles en nuestro "quijotismo" habitual siempre nos consideramos inferiores a todo el mundo. Miramos al norte de Europa y nos creemos peores que casi todos ellos, gracias ese sentimiento de inferioridad tan habitual e histórico en nosotros. No tienen tanto de que presumir ni los europeos ni casi nadie, no es que España sea el mejor país del mundo, eso es una bobada, pero tampoco es el peor y tampoco somos menos que nadie.

Hay un hecho que demuestra bien a las claras que estas afirmaciones, las de que no somos tan malos, son bien ciertas y es, en mi opinión, el gran desgobierno que estamos sufriendo en los últimos años; y cuando hablo de últimos años hablo desde, prácticamente, la época de Suárez hasta nuestros días. Este caso se ha dado en casi todos los gobiernos de la democracia salvo en el caso del que es, para mi, el mejor gobierno de la misma, el de Jose María Aznar. 

Alguno se preguntará que qué tienen que ver nuestros desgobiernos con que España y los españoles seamos mejores o peores que otros países; para mi es evidente, nuestros sucesivos presidentes no cumplen más que órdenes. ¿Y órdenes de quien se preguntarán? Pues yo lo desconozco, o más bien no quiero contar cual es mi teoría sobre este asunto, pero creo que somos un país que da demasiado miedo a nuestros vecinos si estamos despiertos, unidos y en forma. 

Cada uno es libre de pensar lo que quiera, yo ahí lo dejo, pero la mayoría de las decisiones que toman nuestros gobernantes, sobre todo en los últimos diez años, parecen pensadas por el peor de nuestros enemigos más que por alguien que es, además, presidente de este país. Cualquiera de esas decisiones tienen una fin común: la discordia, el separatismo y la desunión entre todos nosotros. Se busca en cualquier decisión un motivo que nos desuna más que cualquier nexo de unión.

Yo ante esto debo decir que nuestro principal enemigo somos nosotros mismos; el enemigo, como decía Aznar, no está escondido ni en montañas lejanas ni en desiertos remotos; la pregunta es ¿de quién reciben las órdenes? Pues que cada uno se informe, lo piense y extraiga sus propias conclusiones. Yo ya lo he hecho.

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