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La cizaña

Julio Cesar no conseguía de ninguna forma acabar con el irreductible pueblo galo de Asterix a pesar de las múltiples estratagemas que había utilizado. Lo había intentado por medio de la fuerza y no lo había conseguido hasta que conoce al prisionero Detritus. Detritus era un prisionero galo al que Julio Cesar prometió la libertad si conseguía acabar con el pueblo de Asterix. ¿Y cual era la virtud principal de Detritus para acabar con ellos? La cizaña, Detritus era un experto en sembrar cizaña y provocar división y odios allá por donde iba. En este episodio de Asterix fue en el que más cerca se vio la posible victoria de Cesar sobre el irreductible pueblo galo y, sobre todo, la más realista. El odio y la división es la mejor forma de acabar con una persona o con un grupo.

Los últimos acontecimientos que están sucediendo en España parecen calcados a la historia de este magnífico número de Asterix. De un tiempo a esta parte parece todo debidamente planificado en España, no para salir adelante, para acabar directamente con ella. Si nos fijamos en el independentismo, en los restos de terrorismo o en los partidos de izquierdas, o directamente comunistas, que han ido surgiendo no parece que tengan otro objetivo más que el hundimiento de nuestra nación, de nuestro irreductible pueblo hispano. Incluso los mismos gobiernos parecen luchar por ese objetivo al tomar decisiones ciertamente extrañas y que agudizan más la división, en lugar de buscar el orden y la unión.

El próximo día 27 van a ser las famosas, y ya aburridas, elecciones catalanas. Gane quien gane en esas elecciones Cataluña seguirá siendo española al día siguiente, pero hay alguien que si que ha ganado ya de sobra: quién haya ideado esta locura y esta división en la que andamos inmersos.

Los españoles no parecemos necesitar enemigos de fuera para machacarnos pues nosotros solos nos bastamos y nos sobramos para hundirnos, por lo menos aparentemente. El otro día con el asunto de las banderas del ayuntamiento de Barcelona hubo muchos detalles a los que quizás no se le diera tanta importancia como al hecho en si de la retirada de la bandera. La sonrisa de Mas fue, para mi, uno de ellos. Esa sonrisa me recordaba a la sonrisa de Detritus en el número del que he hablado antes de la cizaña. Sonrisa de mala persona y sonrisa de: "pase lo que pase lo he conseguido".Han sido muchos los defensores de la actitud, además, del innombrable Pisarello; uno de esos defensores ha sido, como no, Pablo Iglesias. Pablo Iglesias, recuerdo, tiene posibilidades reales de entrar en un posible gobierno de la nación, quizás no de dirigirlo directamente, pero si de participar junto a un Pedro Sánchez que cada vez me parece más tonto que malo, lo cual es todavía mucho más peligroso.

Yo lo único que espero de verdad es que una vez más los que buscan esa destrucción de nuestro país no lo consigan puesto que eso no va a ser bueno ni para nosotros ni para nuestros hijos. A ver si lo que no consiguió una guerra civil terrible de tres años lo van a conseguir cuatro gilipollas.

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