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Asambleas mayoritarias

Uno de los grandes mantras que recorren la geografía española en los últimos tiempos es que las grandes decisiones en España se tienen que tomar en asambleas multitudinarias. La decisión a tomar, ya puede ser la más estúpida del mundo, que mientras sea una decisión tomada por una mayoría y en una asamblea ya tiene toda la legitimidad necesaria.

Esto, que no es más que una moda más, es el parapeto bajo el que se escudan esos que se llaman a sí mismos "nuevos políticos", inventores de eso que ahora llaman "nueva forma de hacer política". En una democracia, y eso es lo que se entiende que es España, las grandes decisiones se toman en las urnas y son refrendadas por una mayoría, aunque no sea cualificada. Cuando una decisión es tomada en unas elecciones por una mayoría, los responsables de ese programa son los que tienen que empezar a tomar decisiones a partir de ahí y siempre en función a lo que ellos mismos se hayan comprometido.

En la llamada "nueva forma de hacer política" parece que prima más el populismo, la demagoagia y la falta de responsabilidad, porque eso es lo que demuestran las continuas asambleas que nos rodean. Populismo porque se hacen para, simplemente, quedar bien, como para demostrar que las decisiones importantes son consensuadas con los militantes. Eso no demuestra más que una demagogia porque es precisamente lo que lleva implícito esa evidente falta de responsabilidad. 

Cuando un equipo directivo de una empresa, o de un país, es votado o elegido de la forma que sea es porque los electores de ese equipo depositan en ellos su confianza para que tomen las decisiones a las que previamente se han comprometido. Cuando después de unas elecciones se plantean continuas asambleas para votar todo tipo de decisiones hay dos cosas que quedan en evidencia: la primera una gran falta de responsabilidad por parte de los elegidos. La segunda, y quizás más grave, es el planteamiento de algo totalmente contrario al programa inicialmente planteado, lo cual simplemente por el hecho de ser planteado demuestra una evidente falta de principios de los elegidos.

Si alguien carece de responsabilidad y de principios no pinta nada en ningún puesto de responsabilidad, sea el que sea. Las asambleas posteriores a unas elecciones son la clara demostración de que el electorado se ha equivocado, por muy mayoritario que sea, y que el elegido claramente reconoce ese error. Después que lo vistan como quieran aunque sean términos tan bien sonantes como "ejercicio de democracia". Debe ser que ahora a las soplagaiteces se las llama así.

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