Leído en http://www.abc.es/ el 6 de Enero de 2016
El presidente catalán en funciones, Artur Mas, justificó ayer por «dignidad» y apelando a este símil la más que probable firma el próximo lunes del decreto de convocatoria de elecciones en Cataluña. Como el día anterior había señalado CDC, Mas confirmó que no está dispuesto a ceder a la exigencia de la CUP, apartándose para posibilitar la investidura de otro candidato que sí acepten los antisistema.
Después de tres meses vapuleando la dignidad de la institución que preside en aras de conseguir el apoyo de la formación anticapitalista, también llevando a CDC al terreno de la desobediencia –para pasmo del sector más moderado del partido–, Mas dio a entender ayer que ya no hay nada más que vender: la subasta, al precio de arrastrar su propio prestigio y el de la institución que preside, ha concluido.
Así se entiende por el tono de su intervención ayer, en lo que en la práctica fue el primer acto de una campaña electoral que concluirá, casi con toda probabilidad el domingo 6 de marzo. Pero su discurso también cayó en contradicciones en su forma de actuar durante estos últimos tres meses en busca del «sí» de los radicales.
«La presidencia de la Generalitat no es una subasta de pescado»
Es precisamente en lo que ha convertido la institución que preside tras un carrusel de ofrecimientos al partido antisistema para lograr su apoyo: desde una inédita presidencia coral a una moción de confianza a los diez meses de legislatura. La mayor cesión, una declaración de «inicio del proceso» (anulada por el TC) de tono insumiso.
«Se han hecho tantos ofrecimientos que ya no podemos dar más»
Es cierto que la lista de cesiones hecha por Junts pel Sí al partido de Antonio Baños –declaración de inicio del proceso, plan de choque, proceso constituyente...– ha sido inmensa, también que Artur Mas y CDC siguen sin transigir en el único punto que ahora permitiría desbloquear la situación y evitar nuevas elecciones: su renuncia a la investidura.
«La CUP no se ha movido en el único tema que no es importante, que es el quién»
Artur Mas achaca a la CUP el fracaso de las negociaciones por no tener «sentido de país» y no haber transigido en «el único punto que no es importante, que es el quién». Lo mismo, obviamente, podría decirse de CDC, que no se ha movido en el «quién» y le ha faltado «sentido de país» para no embarcar Cataluña en el proceso soberanista.
«La independencia requiere sumar a las clases medias»
El presidente en funciones renegó de la CUP por querer llevar adelante el proceso soberanista desde una óptica exclusivamente de izquierdas, excluyendo del proceso a las «clases medias». Las mismas clases medias que han visto alarmadas como CDC apoyaba una declaración de tipo rupturista, insumiso, como la del Parlament el 9 de noviembre.
«Reconocemos el error de haber confiado en la CUP»
Mas atribuyó a la buena fe de CDC y a la voluntad de llegar a un acuerdo el haber mantenido las conversaciones con la CUP hasta el final, un diálogo del que los sectores más templados del nacionalismo ya advirtieron en sus inicios. «No es lo que le conviene al país», dijo respecto a los nuevos comicios, unas elecciones a las que se llega por su irresponsabilidad.
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