Nuestro cuerpo era más esbelto y fuerte con veinte, nuestro espíritu mucho más aventurero y arriesgado, pero nuestro cerebro era mucho más inmaduro e inconsciente. Eso es sólo bueno en parte, en una pequeña parte. Ahora muchos nos damos cuenta que más que inmaduros eramos un poco imbéciles la mayor parte de las veces.
No es bueno tampoco pensar en hacer otras cosas en lugar de las hechas o en rectificar los errores. La vida son errores y también aciertos y sin ese cúmulo nuestra vida no sería nunca como ha sido, ni para lo malo, ni tampoco para lo bueno. Yo en realidad no quiero volver a los veinte, ni a los quince, ni a los treinta, me da pereza.
Me siento muy a gusto con mi edad, creo que es mi mejor edad y probablemente dentro de diez años seguiré pensando lo mismo de esa edad de diez años más. La vida no es fácil para nadie y los problemas que nos vamos encontrando son los adecuados para la edad en la que estamos. No quiero ni imaginarme haber sufrido los problemas que sufro ahora pero con veinte. No los habría superado ni por asomo.
Justamente ayer escuchaba a una nenita de unos 4-5 años preguntar en el tren a la madre, y en los 80's tenían trenes?, había Tv?, y ordenadores?, autobuses?, y aviones?.., de repente hizo un silencio de 2', acto seguido dice, y ropa normal? Llorando de la risa digo yo, normal normal, la verdad no, pero hemos sobrevivido a ella ...
ResponderEliminarLos problemas ,las alegrías, superar las dificultades nos hace madurar. Nunca tendremos un problema que no se corresponda, con la edad de nuestro desarrollo. Pensemos en un bebé de 4 o 5 meses de edad, si se le cae el chupete de la boca tiene un serio problema, e irresoluble para su edad, solo otra persona de mas edad podrá arreglarselo. Por contra ese mismo bebé, a esa misma edad, no tendrá ningún problema derivado de conducir un automóvil. Espero que el ejemplo sirva para ilustrar el comentario de Javier, que suscribo
ResponderEliminar