Si negáramos que hubo un tiempo en que las personas con una sexualidad diferente eran perseguidas estaríamos mintiendo. Las mujeres homosexuales casi no existían y los hombres eran bichos raros de los que muchos se burlaban e incluso eran perseguidos y golpeados. Tiempos oscuros en los que mucho descerebrado intentaba ocultar sus propias carencias o sus propios traumas atacando a otros. Pero no solo en lo referente a la sexualidad, ser diferente era un motivo para ser atacado y vejado. Aunque muchos no quieran verlo eso es algo que sigue pasando, el diferente es atacado y vejado también ahora. Aunque en estos tiempos muchos de los que atacan eran los atacados de antes, es decir, están cometiendo el mismo error que ellos sufrían en su momento.
Ahora, que vivimos en unos tiempos en que cada vez tenemos menos capacidad para ocultar nuestra vida privada e incluso, muchas veces, somos nosotros mismos los que la destapamos ocurren cosas muy diferentes. Los que antes se ocultaban son los que atacan y los que antes se escondían son los que sacan todos sus trapos a la luz pública. Ahora para un homosexual, bisexual, transexual, etc...una de las cosas más importantes del mundo es difundir su sexualidad a los cuatro vientos. Sin que nadie le pregunte reconoce abiertamente esa homosexualidad, incluso sin venir a cuento.
La elección de con quién se acueste cada uno debe ser una elección que realice cada uno libremente, en función a sus gustos y necesidades. Difundir a los cuatro vientos sus preferencias sexuales, a mi modo de ver, es perder algo más importante que esa libre elección, es perder mucha vida privada. ¿Qué se consigue con eso? ¿Para qué me va a contar alguien con qué tipo de personas le gusta acostarse a no ser que sea porque lo esté intentando conmigo? Como en muchas cosas de la vida confundimos el culo con las témporas. Si alguien asistiera a este espectáculo desde un lejano planeta pensaría que la mayor parte de la población es homosexual o bisexual, cuando no es así. Los homosexuales son una parte muy pequeña de la población, muy libres ellos de hacerlo con quien quieran, pero muy pequeña.
Pero el problema no es que vayan contando con quien se acuestan, el problema es que en su ejercicio de libertad son ellos los que ahora atacan intentando coartar la libertad de los demás. Si era terrible el tiempo en que ellos eran atacados, ¿por qué lo hacen ellos ahora? Se han convertido en un grupo de presión tan sumamente influyente que están obteniendo beneficios de políticos e instituciones injustos y absurdos.
La libertad sexual se disfruta, o por lo menos muchos lo hacemos, de manera privada. No hay por qué ir contando al mundo tus preferencias en la cama, a no ser que sea para montarte en el carro de una nueva moda. Y ese es el problema ahora, muchos adolescentes no tienen desarrollado su cerebro pero, al parecer, sí su sexualidad y presumen abiertamente de una sexualidad, en muchos casos, forzada por la moda. Es una pena que hasta cosas tan privadas, naturales y personales como esa se rijan, también, por modas. Muchos criticarán esta opinión, pero todo está fomentado y tele-dirigido. ¿Que muchos creen que no? Pues que piensen lo que quieran. Serán otros muchos de los que siguen modas, presumiendo de no seguir ninguna y creyendo tener una libertad que en realidad no tienen.
Critican mucho a los poderosos y no se dan cuenta que todo esto está fomentado por ellos. La única forma con la que nosotros nos podemos proteger de ellos es con la unión, sobre todo con la unión familiar. El fomentar la homosexualidad, así como en núcleos cada vez más reducidos de la pareja y, como mucho, teniendo una mascota en lugar de hijos es una forma de debilitar al individuo. Nadie lucha tanto por lo suyo como un padre o una madre por sus hijos. La falta de esa estructura familiar es peligrosa, en situaciones comprometidas o peligrosas siempre tendrás a tu familia para ayudarte. Ahora se considera a la estructura familiar tradicional como algo arcaico, carente de una modernidad que no es más que otra forma de moda. La reeducación en la soledad no es más que una forma de ingeniería social para debilitar.
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