Estamos asistiendo durante los últimos tiempos a multitud de detenciones de presuntos yihadistas en España de las que, en la mayoría de los casos, nos advierten de su clara intención y preparación para cometer atentados de una forma inmediata. No son detenidos solo en grandes ciudades, son detenidos también en pequeñas capitales de provincia e incluso en pueblos. Con todo esto debemos deducir que podrían estar viviendo al lado de cualquiera de nosotros y que debemos estar alerta porque son evidentes sus malas intenciones y sus ganas de matar de forma indiscriminada.
Pero esto no sorprende, todos tenemos claro que el peligro está ahí por todo lo que está sucediendo en Europa y en el resto del mundo. Lo que sorprende, lo que llama la atención es lo sucedido con el yihadista detenido en Bilbao. Nos enteramos en el momento de su detención que este sujeto estaba recibiendo ayudas estatales mensuales por un valor de 875 euros. Es decir, mientras él se estaba preparando para matar el propio estado le estaba ayudando a su subsistencia, el estado del país en el que tenía previsto matar, España, le estaba manteniendo.
Conozco muchos casos de familias españolas que lo están pasando realmente mal y que no perciben del estado ayuda alguna para mantenerse. Familias que sufren a diario para dar de comer a sus hijos y que van de un lado a otro en busca de un trabajo honrado y normal que nunca aparece por unos motivos o por otros. Familias que con esos 875 euros mensuales podrían tener una vida mucho más digna y, sobre todo, tranquila. Familias que no esperan nada de un estado que debería ocuparse de ellas en primer lugar, en lugar de la gente que viene de fuera y que nunca han aportado nada aquí pero que se benefician nada más llegar.
Familias, cuyo principal problema para ser ayudados por el estado español es precisamente eso, ser españolas. Mientras tanto gentuza como este presunto terrorista vienen con la lección bien aprendida para, además de intentar matarnos, vivir de todos nosotros antes de hacerlo. Recomiendo a cualquier español, autónomo, empresario no recurrir a asesores fiscales para que les guíe en cómo acceder a ayudas o subvenciones públicas. Que consulten a cualquier inmigrante recién llegado.
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