Cuando hablamos de los británicos todos son tópicos y todos para bien. Que si la puntualidad, el humor, la flema, la educación, la elegancia, Sherlock Holmes, James Bond y el MI5. Tópicos que, por desgracia en este caso, quedan algunos de ellos por los suelos tras los últimos atentados de Manchester y de Londres.
Están demostrando una falta absoluta de competencia tanto antes como después de los atentados. Antes, porque no puede ser que tengan unos sospechosos tan evidentes que van con la bandera del Estado Islámico por la calle y no les encierren, les vigilen de cerca o les echen del país sin más contemplaciones. Olvidémonos ahí de libertad de expresión, no están las cosas como para ver a alguien portar esa bandera y quedarse tan tranquilos.
Pero no todo se queda en eso, llega la situación de después del atentado en lo que respecta al caso de Ignacio Echeverria, ¿qué pasa? ¿Es acaso normal tener a una familia durante tanto tiempo a la espera en ese estado de nerviosismo y de angustia dejándoles sin saber qué ha sucedido con su hijo o hermano? No parece normal y empieza a sonar muy raro, parece que en lugar de pedir tiempo para identificarle lo estuvieran pidiendo para montar una historia creíble.
¿Qué habría pasado si esa situación se hubiera dado en España con un ciudadano británico? Pues que lo que se nos diría desde las islas, lo que se nos llamaría sería de todo menos bonitos. Es evidente que todos los cuerpos de policía de los países donde se están produciendo atentados están quedando en evidencia por una u otra razón. Es evidente que el terrorismo islamista además de matar cruelmente está dejando en evidencia a muchos gobiernos europeos y a sus policías. También a la "flamante" Scotland Yard".
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