La inteligencia no es sinónimo de buena educación
Parece que la nueva ley de educación, LOMCE, va a traer cola. Si por algo se distingue la apología publicitaria de la izquierda es por la constancia, por no llamarla pesadez y la evidencia es que pasados varios días desde la aprobación de la ley asistimos todas las semanas a los coletazos de estas protestas. Tiene que ser duro para los partidos de izquierda, y en especial para el PSOE, que después de tantos años de estar dando dogmas partidistas a nuestros hijos venga esta ley a chafarles el plan, aunque solo sea a medias.
Durante esta semana el ministro Wert daba unos premios a varios alumnos por su excelencia en los estudios y por sus extraordinarias calificaciones. Chicos muy inteligentes, eso está claro, pero por lo que vimos muy mal educados.
Todos tenemos derecho a protestar, está claro que ellos también, pero yo creo que el fin no siempre justifica los medios.
Aprovechar un acto como éste de la forma en que se aprovechó, negándole el saludo a una persona no parece ni muy educado ni muy inteligente. Pero esto a la izquierda le ha parecido maravilloso y justificadísimo, lógico, ha sido programado por ellos, a mi no me parece un acto voluntario, me parece un acto totalmente programado para los dos primeros chicos que recogieron el premio.
La forma de actuar del resto de los estudiantes es simple, se dejaron llevar por la corriente, por los aplausos fáciles y por una inercia en la que todos hemos caído a esas edades en los que, a pesar de ser inteligente o no, no se tiene muy bien definida la personalidad de cada uno.
Las estudiantes entrevistadas en televisión en relación a este asunto han reconocido que cuando vieron a los dos primeros estudiantes dándole el plantón al ministro les pareció una buena idea y, aunque ellas no lo tenían previsto, decidieron hacer lo mismo.
No creo que los estudiantes que protestan tanto, con buenas notas o no, tengan muy claro por qué lo hacen, les han metido en la cabeza que la ley es mala malísima y ya no tienen más necesidad de pensar, protestan sin más, sea de la forma que sea.
El adoctrinamiento moral que pretende la izquierda con nuestros hijos se tiene que acabar y desde luego lo que no debemos permitir es que sea la cara de nuestros hijos la que se parta para defender ese adoctrinamiento que tanto gusta a gran parte de la izquierda española.
Los padres queremos al estado para que enseñe a nuestros hijos, no para que les aborregue.
No hay comentarios: