¿Para que sirve un impuesto?
Si fuéramos a un colegio de primaria o de infantil y quisiéramos hacer una encuesta entre esos niños sobre impuestos podríamos plantear el cuestionario de la siguiente forma:
A.- ¿Sabes lo que son los impuestos?
A esa pregunta el niño contestaría que es el dinero que tiene que pagar su papá o su mamá para que se construyan carreteras, se cuide de los ancianos, se hagan hospitales y tengan ordenadores en el cole.
B.- ¿Crees que es bueno que tu papá o mamá pague impuestos?
El contestaría que si porque si no en la carretera habría baches, no habría hospitales para cuando te pongas malo, no habría parques y en el cole no habría ordenadores.
Yo creo sinceramente que en la sociedad actual estamos ya todos muy concienciados de la necesidad de pagar impuestos por el bien de todos, siempre habrá excepciones de servicios en los que no se pague el IVA, pero estas excepciones serán eso, excepciones, que será imposible erradicar completamente.
Pero como en todos los ámbitos de la vida, parece que cuando a una persona le das la mano, ésta, aprovecha para cogerte la otra mano, el pie y la cabeza si te dejas, esto es lo que está pasando con los impuestos. Se ha pasado de un extremo al extremo contrario. La casta política, en su afán recaudatorio, ya no sabe que inventarse, además de los impuestos normales, IVA, IRPF,Seguridad Social, etc...
Me da la sensación que en el ministerio de Hacienda hay un departamento especial que está lleno de cabezas pensantes ideando nuevos impuestos con los que arruinarnos la vida.
¿Y con esta avalancha de nuevos impuestos vemos alguna consecuencia los ciudadanos en nuestra vida diaria? Pues no, las carreteras tienen más baches, los hospitales están peor, los colegios también, no tenemos ayudas para cuidar ni de nuestros ancianos ni de nuestros niños...
Entonces hoy por hoy ¿para que sirve un impuesto?
Hoy por hoy un impuesto no sirve más que para que nuestro políticos sigan manteniendo su impresionante tren de vida, para pagar deudas anteriores, que ellos mismos han generado y en las que poco o nada tenemos que ver los ciudadanos y para mantener con un empleo inútil a sus familiares, amigos y compañeros de partido.
Se están cometiendo unos desmanes solo comprensibles si esto fuera una dictadura militar, pero eso es porque esta, mal llamada, democracia está completamente en cueros y ni los ciudadanos ni los políticos somos conscientes que son los políticos los que están a nuestro servicio y no los ciudadanos al suyo.
Está más castigado el fraude a Hacienda que el delito de sangre, cuando un asesino o violador sale por televisión se le pixela su rostro para no ser reconocido, pero el defraudador tiene que salir a cara descubierta para ser humillado y avergonzado ante todo el mundo.
Este asunto se está yendo de las manos y va a llegar un punto en el que nos encontremos con impuestos cada día más extraños y más chocantes porque el ciudadano es capaz de arreglarse con lo que haya, pero el político y el enchufado cada día quiere más y mejor y, todo eso, se lo pagamos nosotros, que no se nos olvide, y se lo pagamos a costa de nuestro trabajo, de nuestro bienestar y del futuro de nuestras propias familias.
Pues si tiene que sufrir una familia que sea la suya que la mía no tiene porqué hacerlo para que ellos vivan mejor.
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