Arturo Mas y el bedel de la UE

Barcelona, un día cualquiera a una hora cualquiera en un lugar cualquiera de la ciudad, en casa de los Mas surge el ajetreo. Arturo le mete prisas a su mujer Helena, prepárame el equipaje que mañana viajo a Bruselas, Helena le está metiendo en la maleta tres pares de calcetines y los calzoncillos nuevos que le compró en el Corte Inglés, "nunca se sabe Arturo, si tienes algún problema y tienes que ir al médico que vean que en esta casa somos limpios". 

Arturo, mientras tanto, acude a su agencia de viajes. "Don Arturo", le dice la empleada de la agencia, "le han denegado las Visas, dicen en su banco que se ha pasado del límite". "Coño", dice Arturo, "eso es porque en España nos roban". "No se preocupe usted, yo soy amigo de don Jordi y de sus hijos, ya les prepararán ellos unas transferencias desde Zurich". "Entonces no hay problema don Arturo", contestó la empleada, "aquí tiene sus billetes, don Jordi es también el dueño de esta agencia".

Arturo sale feliz de la agencia de viajes, pensó que el pago de los billetes iba a ser más complicado de lo que acabó siendo, no sabía que su gran amigo Jordi fuera también el dueño de la agencia de viajes. Al llegar a su casa, Helena, ya le tenía preparado el equipaje. "Te he metido un bocadillo de butifarra, ya sabes que en los vuelos ahora hay que pagar las comidas y la pela es la pela".

Arturo se acostó pronto, tenía que madrugar mucho para coger su vuelo al día siguiente y tenía que estar despejado para desarrollar en Bruselas su apretada agenda. Al día siguiente cogió el vuelo con el único inconveniente del tamaño de la maleta. Era un poco más grande de lo permitido pero al final logró meterla en el avión sin demasiados problemas, "todo esto porque España nos roba", pensó Arturo. El vuelo se desarrolló sin demasiados problemas, el bocadillo de butifarra que le había preparado Helena estaba buenísimo.

Arturo llegó a Bruselas nervioso, tenía que entrevistarse con el presidente de la Comisión Europea y con muchos comisarios, era importante. "Hay que solucionar esto, hay que explicarles a estos señores los problemas que tenemos en Catalunya porque España nos roba". Al llegar al edificio de la comisión el primero en atenderle fue el bedel, Antonio Alcántara se llamaba, "lo siento don Arturo", le explicó el bedel, "el señor Barroso no puede atenderle hoy, tenía un importante partido de padel". 

Antonio Alcántara, el bedel, al ver la cara de desilusión de Arturo trató de animarle, "vamos don Arturo, déjeme usted su tarjeta de visita y unos folletos que yo mañana sin falta se los doy al señor Barroso y no se preocupe que ya le llama él". "No sabe usted quien soy yo", le espetó Arturo, "soy el molt honorable, dígale a José Manuel que el verá que hace, como esto siga así nos independizamos de España y de la UE y crearemos nuestra propia Unión de Paises Catalanes, y nuestra propia moneda: la Pujoleta".

Arturo, tras ver que la profesionalidad del irreductible Alcántara estaba hecha a prueba incluso de comisiones ilegales decidió volver a Barcelona. Eso si, le dejó la tarjeta de visita y los folletos por si acaso. Al llegar a su casa y ver su cara de tristeza Helena le dijo, "no te preocupes Arturo ya he organizado yo unas ruedas de prensa con TV3 y La Vanguardia para que se te pase el disgusto". "Allí podrás explicar que a pesar de lo costoso que es mantener cientos de embajadas, cientos de medios afines, cientos de estómagos agradecidos, las comisiones que nos llevamos a Suiza, el no cumplir nunca con el déficit, el que todos los españoles paguen nuestras juergas, el que pidamos dinero continuamente al país del que querernos independizarnos, el que estemos adoctrinando hasta a nuestros niños en el independentismo y en el odio a España, el que las empresas se estén marchando de Cataluña, el que haya unos 50000 niños en Cataluña con problemas de malnutrición...a pesar de todo eso, el gran problema es que España nos roba".