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El obispo que le pone dos pistolas a Cristo.

Es histórico, no hay nada nuevo, que la Iglesia vasca ha sido uno de los baluartes principales de ETA a lo largo de la historia de la banda terrorista no es ninguna novedad. Pero es bien cierto que después de las barbaridades que ha cometido ETA a lo largo de toda esta historia todos esperábamos que la Iglesia vasca diera un paso atrás en sus relaciones con la banda. No ha sido así o mejor dicho, ha sido así a medias.

Hay dos personajes, dos obispos, fundamentales en la alineación de la Iglesia con las doctrinas etarras, estos dos obispos han sido Setién y Uriarte. Es normal que en cualquier ámbito de la vida salgan personajes así, personajes que no dan una a derechas y que hacen todo lo contrario de lo que se espera en personas que representan a ciertas instituciones, en este caso la Iglesia. Las históricas afirmaciones de estos dos obispos en su apoyo a ETA son una vergüenza para todos, pero principalmente debería serlo para la Iglesia. Son varios los mandamientos que estos dos obispos incumplen, el quinto mandamiento - No matarás - , el sexto - No cometerás actos impuros - , el octavo - No dirás falso testimonio ni mentirás - , y el novemos - No consentirás pensamientos ni deseos impuros-.

Pero lo peor de todo no es que la Iglesia tenga en su seno a personajes como esto dos obispos, lo peor es que sigan representando a la Iglesia y que ésta no diga ni haga nada. Es muy difícil tener fe y seguir a la Iglesia, mucho más difícil en los tiempos que corren. Quizás, en nuestro egoísmo, siempre nos acordemos de Dios en nuestros peores momentos, cuando no nos queda nadie a quien recurrir, se sea o no creyente. Pero también es muy cierto que los primeros que consiguen que esto sea especialmente difícil son los propios miembros de la Iglesia. En el caso del País Vasco los miembros de la Iglesia no lo han hecho bien, pero la propia Iglesia, lejos de reconocerlo y expulsar a los "versos sueltos", ha callado, ha cambiado a las personas, pero no las ha expulsado , siguen perteneciendo a ella.

Que un obispo, emérito o titular, defienda a los que asesinan, a los que secuestran y a los que roban no tiene justificación alguna. Se espera del actual Papa Francisco muchos cambios, ha dicho que va a acabar con los grandes males de la Iglesia actual. Pues Santidad, en el País Vasco tiene uno y bien grande. Esperemos que si la Conferencia Episcopal Española no es capaz de hacer nada con esta gentuza sea el propio Papa quien intervenga. 

Llevo unos cuantos años alejado de la Iglesia, alejado pero con mucho respeto. Lo más importante para la Iglesia es intentar recuperar a gente que esté en el mismo caso que yo pero, desde luego, esto no les ayuda nada. Yo puedo imaginar a Cristo con barba o sin ella, alto o bajo, rubio o moreno, negro o blanco, pero lo que nunca me podré imaginar es a Cristo en la Cruz con una cartuchera y dos pistolas. Aunque eso sea lo que a los Obispos Setién y Uriarte más les ponga.

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