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La candidez de Cándido no me encandila, me cabrea.

La vida de una persona se va orientando en función a su pasado, en el caso de Cándido Méndez este pasado no está lleno de trabajo y sufrimiento precisamente. El señor Méndez nace en Badajoz el 28 de Enero de 1952. En 1970, y con 18 años, se afilió tanto a la UGT como al PSOE, 10 años más tarde ya era secretario provincial de la UGT en Jaén. Desde el 10 de Abril del año 1994 es Secretario General de la UGT. Esto es Cándido Méndez, a pesar de ser Ingeniero Técnico especializado en química metalúrgica, no ha trabajado en su vida.

Es curioso que desde que Méndez es secretario general de UGT la imagen de los sindicatos en general, y del suyo en particular, hayan ido cayendo en picado. Pese a su afán por parecer un sindicalista de pro sus gustos caros y capitalistas le delatan, es aficionado a los relojes caros, a los restaurantes de super-lujo y a ver los partidos del Real Madrid preferiblemente desde el palco. Pero sobre todo a lo que es aficionado el señor méndez es a la demagogia.

Los últimos escándalos de la UGT en Andalucía en los que aparecen día si y día también facturas falsas para apropiarse de dinero público así lo demuestra. El señor Méndez, lejos de entonar el mea culpa e intentar atajar el problema de raíz y, sobre todo, de pedir disculpas por sus actos, pone cara de cordero degollado, dice que todo es mentira y que lo que pasa es que el sindicalismo y su sindicato está siendo perseguido. Esto lo hace rodeado de sus queridos colegas Toxo y Rubalcaba, otros que tal bailan. Es decir, el señor Méndez ha elegido el camino del victimismo y de la demagogia, eso que tanto gusta a la izquierda.

Si Méndez fuera inteligente, que no lo es, es listo pero no inteligente, sus declaraciones públicas serían distintas aunque después no hiciera nada. Hablaría de investigación interna, de buscar culpables, de auditoría externa de su sindicato, pero él no hace eso. No lo hace porque los sindicatos han llegado a tal punto de descaro que les da igual lo que se diga de ellos. Han vivido, están viviendo y vivirán del dinero de todos y no de el de sus afiliados. Pero como su nivel de vida es tan sumamente alto necesitan más y, ese más que necesitan, lo consiguen robando. El gran problema del sindicalismo español es que roban descaradamente y, esto, se lo permiten todos los gobiernos, esté quien esté en la Moncloa.

Cándido, deja de poner cara de cordero degollado, deja de intentar dar pena y empieza a vivir de tu trabajo. Si quieres sindicato, que paguen tus afiliados, que nadie me obligue a pagar a mi, yo no quiero ver a los sindicatos ni en pintura. Pero sobre todo Cándido deja de robar, estamos cansados de que nos robes continuamente, llevas ya muchos años haciéndolo y ya nos tienes hartos.

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