El comunista del siglo XXI.

Me encanta el lenguaje que se maneja en las protestas que inundan España últimamente promovidas por la izquierda. Es como una mezcla de lenguaje, se utilizan términos actuales con muchísimos términos propios de épocas ya pasadas, propios de la época de la Revolución Rusa por lo menos. Se habla del capital, se habla del obrero, se habla de la lucha de clases, de revolución, se habla de pueblo, frases tipo "no pasarán", se habla de fascismo, se habla de fachas. Eso si lo importante son las letras con las que se escriba todo eso, donde tendría que ir una "c" o una "q" es absolutamente necesario que sea sustituida esa letra por una K, ejemplo: capital no se escribiría así, se escribiría "kapital". Muy revolucionario y muy comunista todo.

Lo mejor son los líderes actuales, lo mejor son las referencias. Lenin, Trotski o Marx, tres grandes masones, son citados muy por encima. Para citar a estos tres personajes hay que estudiar algo de historia, estamos en un país donde hay mucha gente joven que no sabe quien era Adolfo Suárez. Entonces, ante la posibilidad de que alguien les pregunte y la mayoría no sepa quien era ninguno de los tres se habla de otros. Se habla del Che Guevara, ese gran terrorista asesino, que casi ningún joven comunista sabe las atrocidades que cometió, pero que queda muy bien en las fotos y en las camisetas. Se habla de Chávez, sin comentarios, se habla de Fidel Castro, etc. Un país referente para ellos es Venezuela, que va cuesta abajo y sin frenos, pero uno de los principales objetivos del buen comunista no es la igualdad en la riqueza, si lo es la igualdad en la pobreza.

El comunismo actual no se propone, se impone. La sociedad actual tiene la obligación de ser comunista, es tal la superioridad moral que ellos tienen que les obliga a que todo el que ose discutirla o cuestionarla sea insultado y vapuleado. Tienen el derecho y el deber de manifestarse lo más violentamente posible, las agresiones están más que justificadas y si son policías más todavía.  

El empresario sea grande, pequeño o mediano es el demonio. Es el señor que esclaviza a las masas, aunque para eso sea el propio empresario el que se juegue su dinero. El buen comunista quiere trabajar, por supuesto para otros, el no va a ser quien arriesgue un duro. Tiene que ganar lo máximo posible, trabajando lo menos posible, da igual que la empresa vaya bien o mal, el empresario tiene la obligación de dar trabajo aún a riesgo de su propia ruina económica.

Lo mejor es la imagen del comunista. Siempre tiene que ir bien equipado, vale con un smartphone con una buena conexión wifi o de datos, hay que comentarlo todo por redes sociales y al momento. Deberá llevar unas buenas zapatillas deportivas, Nike, Asics o New Balance no están mal, camisetas del che, todo ello seguramente fabricado en algún país del tercer mundo por algún niño de diez años, a quien por supuesto dicen defender. Para ellos esto sería algo así como coger del capitalismo sólo lo que les interesa.

Y por supuesto, lo mejor son los líderes que les sacan a la calle. Sus líderes son diputados, preferiblemente de IU o similares, que cobran todos los meses unos 6000€ al mes y que les invitan a luchar contra el sistema. Pero, ¿como?, si eso líderes viven del sistema contra el que dicen luchar. No pasa nada, esos son buenos, no van a renunciar ni a un euro de ese sistema tan nefasto pero, aunque sea injusto, es necesario mantener a infiltrados dentro de él. Es absolutamente necesario para su lucha.