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Eurovisión y la mujer barbuda

Hacía mucho tiempo que no veía el Festival de Eurovisión, en este último he visto un poco dado que estaban mis hijos en mi casa y mi hija pequeña quería verlo. Ha habido años que, no sólo es que no lo haya visto, es que ni siquiera me había enterado de quien había sido el vencedor, pero este año he visto un poco; un par de actuaciones mientras escuchaba otro tipo de música en mis cascos. Al haber visto ese trocito he sacado una conclusión: es nefasto.

No voy a criticar  la calidad musical de la mayoría de los participantes, que en la mayoría de los casos es deprimente. Tampoco voy a criticar a los organizadores del festival en si, en la mayoría de los casos la puesta en escena (incluido el público) es absurda, hortera y terriblemente artificial. Tampoco se si es habitual lo que sucedió ayer, al final de la actuación de los participantes intervino una especie de orquesta percusionista con un tipo que no hacía más que poner caras de imbécil mientras tocaba los instrumentos y cuyas composiciones musicales eran malas, además de pretenciosas; eso si había que poner el punto tribal sacando a un negrito vestido como Tarzán de los monos.

Eurovisión es un engendro del que, a pesar de lo costoso que es, sólo se habla si aparecen personajes como el vencedor/vencedora del año pasado y parte importante del acto de este año: la mujer/hombre barbuda/barbudo. Que nadie se lance, mi crítica a este personaje, del cual ni me acuerdo del nombre ni me voy a molestar en buscarlo, no viene porque sea homosexual o transexual, o travesti; mi crítica viene porque nadie se acuerda, y le da igual lo que canta, mi crítica viene porque su único "logro" es parecer una mujer barbuda. Y eso es lo que busca, no hay casualidades que valgan, su intención es que se hablara de el/ella, y no por su trabajo, si no por su aspecto.
Y eso es lo que es para mi Eurovisión ahora, una especie de parada de los monstruos de lujo, de cuerpos bien alimentados y bien europeos, en la que el asunto musical no es que importe poco, la música no existe directamente. Lo que si importa es ver de quien se va a hablar cada año, quien va a poner la nota, si esos supuestos macarras de música hortera o esa mujer barbuda, que no cantante. 

Y yo que ya me considero un retrogrado, y a mucha honra, no puedo soportar estos espectáculos de supuesta modernidad en los que lo único que se fomenta es el escándalo artificial. Y digo escándalo artificial porque la mayoría de personajes que cantan no son más que productos de laboratorio monstruosos y con poco o nulo gusto musical. 

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