Publico a continuación el artículo "Urge cambio electoral" escrito por mi compañero Vicente Jiménez (@Parnasillo) autor del blog "Lo que nos une". En él que Vicente nos detalla como debería ser la democracia formal tanto a nivel interno, la democracia en un partido, como a nivel externo, la democracia en España. Muchos deberían tomar nota y ninguno lo hará en un país con una democracia en la que lo único que prima es quien apadrina a los candidatos.
Urge cambio ley electoral
#yoelijocandidato
Algo
se ha hecho mal cuando la corrupción se convierte en un fenómeno
endémico o parece ser el motor que impulsa al mismo sistema. Pero si
hay que buscar culpables no es en los políticos sino en los que
idearon el sistema: un sistema de Estados de partidos, y bien podemos
decir estados ya que para empeorar las cosas sufrimos nada menos que
diecisiete a los que hay que añadir el central. Cada uno de ellos
diseñado para ser apéndices incrustados en el estado. Se
trata de partidos pertenecientes al Estado, pagados por el Estado y
controlados con mano de hierro por las oligarquías y jefes de cada
uno de los respectivos partidos. El control de las oligarquías sobre
los partidos es un principio universal descubierto por
Robert
Michels
cuando
estudiaba la socialdemocracia alemana. Michels formuló, para su
sorpresa, la que denominaría “Ley
de hierro de la oligarquía”:
“La
organización es la que da origen al dominio de los elegidos sobre
los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los
delegados sobre los delegadores. Quien dice organización, dice
oligarquía”.
Es
que los partidos de masas funcionan así y no hay nada ni de malo ni
de bueno en ello. Por eso la cuestión de la democracia interna de
los partido tan anunciada por los políticos en los medios en
momentos de elecciones además de ser una entelequia es algo que al
ciudadano nos tiene que mantener totalmente despreocupados pues según
la
ley
de hierro
siempre
controlarán a los partidos de masas unas oligarquías comandadas por
un jefe de partido. En todo caso las influencias de las bases sobre
su partido es una cuestión interna de ese mismo partido y allá se
las compongan dichas bases con los de arriba.
Recientemente en España se
produjo un intento de proyectar democracia interna en un nuevo
partido llamado Podemos. Al final, ha sido inevitable que las luchas
por el poder y las pasiones que someten a las oligarquías que
ambicionan controlar todo partido de masas hayan acabado con el
espejismo de los círculos en los que intentó dividirse la
democracia interna de Podemos. Dicho espejismo surgió de forma
infantil de las asambleas y manifestaciones del 15M y ha sido hecho
pedazos por la realidad de la ley de hierro; un principio universal
implacable como la misma ley de gravedad. Si los que empezaron
liderando el partido prometieron el imposible de democracia interna y
que el pueblo gobernaría a traveś de sus círculos bien pudo ser
por simple ignorancia de la ley de hierro, algo curioso teniendo en
cuenta que los líderes son profesores universitarios de ciencias
políticas, o un simple engaño para alcanzar el poder aplicado a una
población ignorante sobre los principios más elementales de la
política y dispuesta a creer en los reyes magos.
Así que muchos decepcionados ante
el espejismo de los círculos de Podemos deben estar planteándose
aquello de: “apaga y vámonos”, tanto si han participado como si
estaban expectantes a ver qué pasaba. Los que conocíamos la ley de
hierro de los partidos de Robert Michels solo estábamos expectantes
del cuándo, no del cómo. Al final es un partido más que se ha
sumado a los otros con una oligarquía controlándolo, como era de
esperar. Fin de la historia de un Podemos que se suma a lo que
precisamente criticaba. Un partido como tantos otros que pretendió
en sus comienzos ser radicalmente de izquierdas y según se enfrenta
a las realidades que impone la partidocracia patina por la pista de
hielo de la política al viento de las encuestas mientras las
soflamas populistas pierden fuelle.
Entonces, si no puede haber
democracia interna en los partidos, ¿dónde podemos encontrarla? ¿Es
que la democracia se trata de una de tantas utopías? ¿Es que la
democracia es un ideal y por lo tanto tampoco existe en la realidad?
Esto nos lleva a un delicioso
planteamiento que nos puede conducir a la libertad política: la
democracia ya ha sido probada en el banco de pruebas de la historia
con éxito cuando las trece colonias americanas se independizaron de
Inglaterra y la descubrieron por ensayo y error casi por casualidad.
Si la democracia existe y no puede darse dentro de los partidos de
masas, ¿dónde entonces se encuentra? Pues la respuesta está en que
la democracia se halla fuera de los partidos: en ese espacio real y
tangible que existe entre el ciudadano, su representante (pertenezca
o no a un partido) y la forma en que podemos elegir y controlar a
esos representantes. Esa es la ley electoral que hay que cambiar.
La
democracia empieza por el candidato civilizado que o bien forma parte
de un partido financiado solo por sus miembros y nunca por el estado
o es alguien que ya se ha distinguido por algún servicio a la
comunidad y presenta por libre un programa avalado por mil
ciudadanos, digamos perteneciente a un distrito electoral pequeño
de
unos cien mil habitantes.
¿Queréis
democracia? Pues diputado de distrito uninominal (uno por distrito),
con carácter imperativo (por parte de sus electores) y revocable
(podemos quitarlo) en cualquier momento en caso de deslealtad. El
programa electoral debe equivaler al documento que firma Vd ante
notario cuando da poderes para que alguien le represente en algún
acto: una herencia, etc. Recuerdo la precisión del notario
especificando qué podía hacer y qué no mi futuro representante
(quien iba a estar presente por mí) cuando firmé un poder notarial.
Pues ese documento notarial equivale al compromiso de mi elegido en
las urnas. Vd debe tener a un representante eligiendo a alguien que
esté presente por Vd en el Congreso, no que represente a un jefe de
partido. La representación es el primer paso hacia la democracia,
por lo tanto, el cambio
de la ley electoral
es indispensable si queremos democracia.
De seguir en las mismas y mareando
la perdiz como hacen todos los jefes de partidos de masas cuando
comentan una variación en la ley electoral es evidente que volvemos
al chocolate del loro pues hacen lo posible para cambiar la ley
electoral sin que lo sustancial cambie. Es hora de que no nos puedan
venir con más cuentos porque los españoles nos demos cuenta del
engaño y por ende no nos conformemos con lo que hay. Por este
motivo Red de Blogs Comprometidos, al que tengo el honor de
pertenecer, lanzamos una campaña en el único lugar al que tenemos
acceso: en las redes sociales. Y lo hacemos con el hashtag
#yoelijocandidato porque se trata de eso. Se trata de que los
candidatos nos representen a nosotros y no al jefe de su partido
político. Para ello es imprescindible el cambio de la ley electoral:
fuera listas y elección directa de un candidato por distrito
electoral para irnos a representar en el Congreso de Diputados, lugar
por cierto al que el gobierno debe tener absolutamente prohibida la
entrada, como tantas vece he comentado. El legislativo (diputados)
jamás debe mezclarse con el ejecutivo (gobierno). Si lo hace será
otra cosa, pero no es democracia.
PD
¿No os habéis planteado nunca
que en las actuales circunstancias nos podríamos ahorrar el
descomunal gasto de los diputados. Al fin y al cabo esa tomadura de
pelo que llaman disciplina de voto y de partido garantiza que lo que
propone el jefe de partido junto a su oligarquía sea lo que se vote.
Con que se reunieran tan solo los jefes de partido, cada uno con su
cuota de votos, todo lo demás sobraría en el Congreso de Diputados.
Piensen en ello. Montados ya en la turbulenta ola de la partidocracia
las listas ni abiertas ni cerradas: con uno por lista sobra. Y si nos
ahorrásemos también el gasto de las comunidades autonómicas ¡Qué
bien viviríamos los ciudadanos y cuántos tendría que trabajar de
verdad aquellos que pertenecen al monstruo de la casta ¿Serían
capaces?
Agradecimiento
Aprovecho
para agradecer a A.G. Trevijano la información que me ha
proporcionado con su maravillosa Teoría
Pura de la República
y otros apasionantes artículos
y audiciones
difundidos en RLC.
También el e-curso a distancia de la Univesidad
de Yale
sobre filosofía política de acceso gratuito han corroborado los
postulados trevijanistas basados en el camino recorrido por los
grandes filósofos de las ciencia política y un profundo e
inteligente análisis de la historia. Esas fuentes me condujeron por
una apasionante bibliografía, ya que lo importante es el
asesoramiento de qué libros leer cuando deseas por lo menos rascar
la superficie de algún tema. La propia observación de los hechos
históricos y políticos de los que somos testigos junto a la
experiencia personal y la vida también son buenas maestras, pero hay
quienes a lo largo de ese camino te enseñan a mirar con otros ojos.
Gracias maestro
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