Hablemos de la tele del debate

Después de ver por televisión el llamado "debate decisivo" se pueden llegar a muy pocas conclusiones diferentes a las que ya sabíamos antes del debate, un debate mediocre entre políticos mediocres. Pero es que después de ver el famoso debate también se puede añadir: en una televisión mediocre y con un público mediocre. La cuestión es que fue lo de siempre, mucha expectación para nada.

Y no me voy a centrar en el tema político que, repito, para mi no significó ninguna sorpresa, pero si en la televisión que lo organizaba. Antena 3 ha demostrado una vez más que como grupo televisivo lo único que tiene es dinero, porque no tienen ideas y las que tienen son completamente absurdas y desfasadas; ideas que sólo sirven para generar un autobombo completamente artificial, el cual no generan en los telespectadores. Pero no es algo que les pase con el debate, les pasa con la Champions, les pasa con la Fórmula 1, en fin, les pasa absolutamente con todo. 

Utilizaron para generar expectación con el debate todos los medios a su alcance, en los informativos de los días anteriores era el mono-tema. Llevaron hasta un público para animar a los candidatos con banderas de cada partido, el ver a esa gente dando gritos cuando conectaban con el estudio donde se iba a celebrar el debate era ya surrealista, parecían rebaños de tontos. Y así hasta que llegó la hora "H" del día "D", así hasta que llegó la nada, que es lo que fue el debate.

En el debate no hubo cuatro candidatos, hubo un quinto que no fue otra que la presentadora Ana Pastor, me pregunto por qué partido se presentará ella, cómo le gusta el protagonismo a esta chica. Alguien la debe haber dicho que por interrumpir a quien pregunta, no dejarle contestar y ser una mal educada es una periodista más incisiva. Está muy equivocada la moza, haciendo lo que hace demuestra que tiene el ego más grande de España y que no es más que una mal educada, intentando ser periodista. Ella ha inventado una nueva profesión, la de "buscadora de protagonismo", una pena.

Con todos estos alicientes de mediocridad entre políticos, periodistas, cadena televisiva y público, el único resultado que podía darse es el que se dio, un aburrimiento. Quizás si se dedicaran a buscar ser menos sofisticados, con medios mucho más sencillos y en un entorno mucho más agradable el resultado hubiera sido otra cosa. Pero tal y como estaba planteado el único resultado es que consiguieron una gran audiencia de un público que acudía completamente engañado.