Votar al menos malo

Es una pena, pero los electores del próximo día 20 no tenemos mucho donde elegir, las opciones están entre elegir al malo o elegir al peor; votar en negativo en lugar de en positivo. No pretendo generalizar, pero esa es una sensación que tengo por mi forma de ver las cosas. El partido en España que cumpla mis expectativas se ha difuminado y no hay ninguno que haya sido capaz de recoger el testigo, pero no me veo yo como el único que esté así.

Entiendo que los que tengan intención de votar a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Albert Rivera pensarán tres cuartas partes de lo mismo. Unos, como el caso de Sánchez, parecen la nadez absoluta, como un "ni quiero ni puedo", un algo absurdo que va a durar lo que tarde en darse el gran castañazo que se va a dar en estas próximas elecciones. Las expectativas son tan sumamente bajas que un pequeño éxito tendría que ser analizado incluso en "Cuarto Milenio".

En el asunto de Pablo Iglesias no me voy a extender demasiado porque yo he hablado ya demasiado de él. No es ni quien dice ahora que es, ni quien dijo que era antes, es un personaje con un ego infinito que lo único que busca es su beneficio personal y un endiosamiento, para el que colaboran gran parte de sus seguidores de forma consciente o inconsciente. Bajo mi punto de vista es peligroso y miente, con eso para mi ya es suficiente.

El caso de Albert Rivera y Ciudadanos podría ser el de un partido que podría inspirar más ilusión y confianza, pero tienen dos problemas muy serios: sus formas de actuar tanto en Madrid como en Andalucía son diametralmente opuestas y eso les está haciendo mucho daño. Por otro lado cuentan con un gran líder como Rivera, pero da la sensación que ese es su único activo. Yo les votaría sólo por Rivera, pero como partido no porque me gustaría saber a quién estoy votando exactamente y una de las bazas de Ciudadanos, al parecer, es no dejarlo nada claro.

En definitiva se acercan unas elecciones y una legislatura bastante diferente, en principio, a lo que estábamos acostumbrados a ver. Que todos esos cambios sean por el bien de España, que será el nuestro, aunque eso también lo dudo.