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¿Tú vas a poner la otra mejilla? Yo no.

Una de las cosas que más me molestan del mundo es que alguien se aproveche de una persona más débil, sobre todo en el caso de los niños. No soporto el asunto del acoso escolar, no soporto a esos engreídos que se ríen del niño diferente, del niño de las gafas o del empollón sólo porque es diferente y porque además no se defiende. No soporto a la gentuza que se aprovecha de esas circunstancias sean niños, adultos o ancianos, me dan asco.

Pero uno de los motivos por los que alguien se intenta reír y aprovechar del débil es porque además el débil no se defiende nunca. Es gente que normalmente calla y que intenta esquivar la persecución del acosador. Ante esta circunstancia de no defensa el acosador se crece siempre y ya si que no tiene piedad, ataca sin miramientos porque sabe que no va a haber nunca defensa por parte de la víctima.

¿Pero que pasa cuando el débil un día se cansa, pega un puñetazo en la mesa y se defiende? Que, para empezar, deja al acosador descolocado, esa reacción del acosado no se la espera nunca y provoca en el acosador dudas e incluso puede que hasta miedo. Ese es el principio del fin del acoso del acosador, la defensa propia.

En estos últimos días se ha celebrado la entrega de los premios Ciudad de Barcelona. Durante esa entrega una, mal llamada, poeta (Dolors Miquel) ha recitado un poema asqueroso, una parodia del Padre Nuestro. En una de las partes del poema se decía: "Madre Nuestra que estás en los cielos, sea sacrificado tu coño, la epidural y la comadrona". Este poema, además de ser una falta de respeto hacia mucha gente creyente, es una basura. Con esta gentuza que nos traen las Colaus, los Podemos y las Carmenas, está pasando como con los niños acosadores, nos acosan, pero todos callamos.

Pues conmigo eso se acabó, yo no callo. Ya no hay opción para seguir poniendo la otra mejilla porque te tomarán la mano, el pie y acabarán con el cuerpo entero, quien calla otorga. Llegó la hora de planatar cara a los macarras que se han apoderado de la calle y que pretenden hacer con nosotros lo que quieran. Llegó la hora de no callar, porque quien no cree no está obligado a hacerlo. Pero quien no respeta a quien cree y se ríe de sus creencias es un grandísimo hijo de puta. 

2 comentarios:

  1. Pondré la otra mejilla, incluso perdonaré pq eso les dequicia más que su propia moneda. PERO NO ME CALLARÉ: SOY CRISTIANA y tengo derechos para eso vivo en ESPAÑA.!!

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