Orgulloso de ser hombre y padre
No me voy a esconder, no lo voy a ocultar ante nadie, soy un hombre. Un hombre que siente, que no es de piedra. Un hombre que si se golpea contra algo o que si alguien le insulta o le ofende sufre y siente dolor. Un hombre que si le menosprecian o le ningunean padece. Un hombre que es persona y que es capaz de sentir con la música, llorar con una película o emocionarse con la lectura de un libro. Un hombre que, además de tener la suerte de ser hombre, es padre. Como muchos otros.
No creo que nadie deba ser menos que yo. No creo ser superior a nadie, ni creo que nadie deba estar a mi servicio. Creo tener las mismas obligaciones que todo el mundo, pero ni un derecho menos. Yo no doy por hecho nada de los demás en función a su sexo, su raza o su religión y no entiendo el por qué esto se tiene que hacer conmigo o con los que son hombres como yo.
Se dan muchas cosas por hecho por el simple hecho de que yo sea hombre y muchas de ellas malas. En caso de duda siempre soy sospechoso sólo por el hecho de ser hombre, cuando no directamente culpable.
Soy hombre, soy padre, soy divorciado y soy español, con lo que mi balanza entre derechos y obligaciones está completamente desequilibrada con las obligaciones, sin casi derecho alguno. Tengo siempre "la obligación de" y no se exactamente si hay algún caso en que "tenga derecho a". Soy hombre, padre, divorciado y español y mis hijos me quieren con locura a pesar de no vivir conmigo, soy muy afortunado.
Es muy triste que España se haya convertido en rata de laboratorio de una de las agendas más estrambóticas contemporáneas: el esperpento del "feminismo", una auténtica religión secular y supersticiosa destinada a romper la familia, la pareja tradicional y la armonía común de la sociedad. Igual que la lucha de clases es una bomba interna que inocula odio en las sociedades, el odio de "género" (se llama sexo) es algo aún más destructivo porque engloba partes más íntimas y personales de la sociedad, y por tanto aún más delicadas.
ResponderEliminarConvertir al varón en rehén de la sociedad sólo está al alcance de la imaginación de mentes enloquecidas, depravadas y enfermas como las que dirigen la partitura política de nuestras sociedades occidentales actuales, auténticos compendios de la merma, la atrofia y la patología sociológica.
Un saludo, campeón.
Me gusta. Marisa. mI HIJO MAYOR LO MISMO QUE TÚ TIENE OBLIGACIONES PERO NINGÚN DERECHO.
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