Stop Islam

Tras los últimos atentados cometidos en Europa y en medio mundo, además de las condolencias, siempre aparece la misma frase: Stop Islam. Y esta frase no es un capricho de alguien que se la haya inventado en un momento determinado, esta frase es un hecho. El 99% de los atentados cometidos últimamente en el mundo, por no decir el 100%, han sido cometidos por Islamistas y en el nombre de su religión, o por lo menos eso es lo que gritan ellos cuando matan.

Los buenistas, que de eso andamos sobrados en Europa, critican duramente a los que hacemos esa frase como nuestra. Su explicación es tan simple como sus argumentos, no se puede generalizar, no todos los islamistas son terroristas. Eso es más que evidente, pero generalizar es algo que a ellos se les da muy bien por lo que resulta más que curioso que en este caso utilicen eso como excusa. Cuando se habla de pederastia, ellos son los primeros que la generalizan con los sacerdotes católicos. Cuando se refieren a la gente de derechas, como es mi caso, son ellos los primeros que generalizan insultándonos o llamándonos fachas y fascistas.

No todos los islamistas son terroristas, pero si todos los terroristas son islamistas. Abrir las puertas de Eruopa a una entrada masiva de esta gente, aunque no tengan por qué ser terroristas, es un riesgo que por lo menos yo no estoy dispuesto a asumir. Cierto es que es una gran injusticia que paguen justos por pecadores, pero esto es lo que hay ante la duda. No se puede rellenar un cuestionario fiable antes de entrar que le pregunte al interesado si está o no está en disposición de matar en cuanto consiga entrar en cualquiera de los países de Europa. Mientras tanto, los que deberían pedir explicaciones son aquellos islamistas buenos, que vienen a Europa a trabajar, que también los hay. Pero he ahí otro problema, ellos casi nunca condenan los atentados ni persiguen a aquellos sinvergüenzas asesinos que lo que consiguen es perjudicar a su propia gente, además de dejar un reguero de muertos por donde pasan.

Anteayer le tocó a Madrid, después a Londrés, París y ahora los muertos son Belgas, de Bruselas. Lo siento en el alma, pero yo no soy culpable de esos muertos, la víctima nunca es la culpable por mucho que a la izquierda buenistas le guste esa justificación. Prefiero no hacer la prueba de si son buenos o son malos, es duro decirlo, pero es así. Yo mientras tanto no les quiero al lado de mi familia, yo mientras tanto no tengo más remedio que gritar también: ¡Stop Islam!