Los gilipollas y sus gilipolleces
Incendio de la Isla de La Palma visto desde un satélite |
Cuando paseas por la calle y te cruzas con un desconocido no sabes nada de él, por eso es desconocido. No sabes su edad, si está casado, si estudia o si trabaja, pero hay veces que con sólo dirigirle la palabra ya sacas algunas conclusiones. Parece simpático, qué tío más majo, menudo borde o el ya clásico: este tipo es un gilipollas. Si el caso es este último, el de ser un gilipollas, mejor mantener a esa persona como desconocido, mejor tener el menor trato posible porque la gilipollez a veces salpica al de al lado, y otras, puede ser incluso contagiosa.
El gilipollas normalmente se lesiona a sí mismo, ya puede ser de manera física, moral o intelectual pero tiene una gran suerte, como es gilipollas, no se entera del daño que se está haciendo. Pero el problema viene cuando su gilipollez afecta al de al lado, el gilipollas tampoco se entera que le está perjudicando y, además de no disculparse, se da muchas veces por ofendido, principalmente por eso, porque es gilipollas.
Mientras la actuación del gilipollas sea, digamos, más o menos inocente los problemas provocados serán menores, serán inocentes. El problema es cuando la gilipollez llega a extremos peligrosos y provoca tragedias e incluso desgracias personales. Son fechas de muchos sucesos de este tipo en fiestas de pueblos con sus encierros, donde las gilipolleces de muchos les provocan desgracias a ellos mismos o al de al lado. O el de aquel gilipollas que intentó abrir una lata de líquido inflamable para hacer una barbacoa con una radial, fue hace unos dos años, y provocó una auténtica tragedia.
En la preciosa isla de Palma se ha producido un incendio, a quien no conozca esa maravillosa isla se la recomiendo, una auténtica maravilla. El incendio, a día de hoy, lleva arrasadas más de 3000 hectáreas y ha sido provocado por la negligencia de un auténtico gilipollas, el problema no es sólo el incendio, el problema es que ya hay una persona muerta. Se fue, el gilipollas alemán de 27 años, a "plantar un pino" y el papel higiénico con el que se limpió, no se le ocurre otra cosa al atontado, que quemarlo en pleno bosque. La tragedia provocada por un gilipollas está siendo, en este caso, terrible.
Cuando veo informes en los telediarios sobre lo de no salir a hacer deporte con 40 grados para evitar los golpes de calor siempre me cabreo. Me parece algo tan obvio que no entiendo tanta pesadez o difusión. Cuando veo otros avisos para evitar desgracias también por televisión, que me parecen tan obvios, siempre me resulta cargante y molesto. Pero después es que te encuentras con la realidad que te pega una gran bofetada. Sales en tu coche en Julio a 40 grados por la carretera y te encuentras con un gilipollas de 50 años subiendo una pendiente del 17% con una bicicleta. Al final tienes que concluir que toda información es poca, no hay un exceso de información, hay un exceso de gilipollas. Pero esos no se informan nunca, o si lo hacen no se enteran.
Abducido por el pensamiento único, creyó que era mucho más importante destruir un trocico de papel que tardaría un par de años en incorporarse al sustrato, para que no le tildasen de "ensuciador" del monte y en vez de limpiarse con unas hojas, o enterrar el papel, decidió pegarle fuego. Tiene ud. toda la razón: sufrimos un exceso de gilipollas.
ResponderEliminarTal exceso tenemos que ya no sólo se hacen daño a ellos mismos, nos lo hacen a los demás.
EliminarToda una lección de vida, Javier.
ResponderEliminarGracias Rafael.
EliminarReal como la vida misma.
EliminarBrutalmete cierto, temos un exceso de jilipollas cabezas huecas, muy acertada reflexión
ResponderEliminarhttps://anna-historias.blogspot.com.es.Quedria enviarte mi blog para que lo mires que te parece gracias
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