Hace muchos años que no voy a cenas o comidas de Navidad de empresa, pero he ido a unas cuantas a lo largo de mi vida y las recuerdo perfectamente. Ver a compañeros de trabajo con los que tienes una relación más o menos estrecha es una situación extraña. Para empezar les ves en un ambiente distinto y no en el ambiente laboral en el que estás acostumbrado a verles. En segundo lugar tienes que buscar temas de conversación de los que no es habitual hablar con ellos porque el único tema a lo largo del año es el laboral. En tercer lugar el más peligroso, el alcohol. El alcohol desinhibe el espíritu y sobre todo la lengua, se suele hablar más de la cuenta.
Nadie es perfecto y el alcohol nos afecta a todos, a unos más y a otros menos. Y dentro de los más afectados por el alcohol hay un tipo de gente que es la que más peligro provoca y más peligro corre personalmente, el patoso. El patoso es ese que a la segunda copa ya se empieza a aflojar la corbata y a soltar la lengua. El siguiente paso es convertirse en el centro de atención contando chistes o gracias de dudoso gusto. Después llega ese momento en el que empieza a bailar solo en la pista, como si no hubiera un mañana, con la corbata en la cabeza y la copa en la mano saltando de grupo en grupo y sudando mares. El último paso es cuando va finalizando la noche y su cara de alegría se va tornando en cara de circunstancias por los efectos de la bebida y los arrepentimientos. Lo peor de la noche de un patoso de cenas de empresa debe ser su mañana siguiente.
Teresa Rodríguez de Podemos ha denunciado a un empresario sevillano por acoso sexual. Al parecer este empresario bebió más de la cuenta en una celebración navideña en la que coincidieron y puso la mano en la boca de la diputada autonómica de Podemos, para intentar besarla. El empresario ha pedido disculpas públicamente recriminándose a sí mismo su actitud y arrepintiéndose de lo sucedido. Teresa Rodríguez se ha enfadado, como es lógico, y ha decidido denunciar al empresario.
Creo que el comportamiento de este empresario ha sido totalmente incorrecto y reprochable. Se ha comportado como un auténtico patoso, pero los patosos se perjudican más a sí mismos que a los demás. Llevar este caso a los tribunales y al escarnio público me parece un exceso, más si el culpable lo primero que hace es pedir disculpas públicamente. Entiendo que la acción es totalmente inadecuada, pero la reacción es también desproporcionada. Reacción bastante habitual en miembros de Podemos que buscan, una vez más, sacar tajada mediática, personal y política de cualquier hecho, sea el que sea. ¿Por qué pide la libertad la propia Rodriguez para personajes como Bódalo, acusado de golpear a una muer embarazada entre otras cosas? Lo que no quieras para ti no lo justifiques en los demás.
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