Ecografía 3-D semana 12 de embarazo |
Llevamos mucho tiempo oyendo hablar de las pensiones y de su futuro. Las cuentas no salen, cada vez trabaja menos gente, cada vez hay más personas que llegan a su edad de jubilación y cada vez hay menos nacimientos. La sociedad actual pretende llevar una vida cómoda en la que los hijos no son más que un estorbo y la gente intenta suplir esa falta de descendencia teniendo animales de compañía en casa. Mientras tanto hay pocos embarazos y muchos de los que hay no llegan a buen término puesto que se termina con ellos por medio del aborto. En España se practican casi 100.000 abortos al año. Una locura y una aberración.
Por muchas vueltas que de en mi cabeza al asunto del aborto no consigo entender cómo un infanticidio de ese tipo se puede haber convertido en algo bien visto e incluso moderno. Esa aberración se intenta justificar siempre por motivos de salud de la madre, del hijo e incluso con casos de violación. Aunque eso fuera así, ¿es posible que pueda llegar a esas cifras tan espeluznantes? El aborto se ha convertido en un método anticonceptivo y sobre todo en una forma de evitar problemas ante embarazos no deseados haciendo pagar por ello a la parte más débil, la del no nacido. Es un negocio más del que viven muchas grandes empresas con increíbles beneficios económicos. Mientras tanto, y para justificar el crimen, intentan meternos en nuestras cabezas que ese asesinato es un logro social y un signo de modernidad.
¿La muerte un signo de modernidad? Parece mentira que vivamos tiempos de grandes avances científicos y tecnológicos relacionados con la medicina y se considere la muerte como un logro social y una modernidad. Si consideramos seres vivos con derecho a la vida a animales e incluso a plantas, ¿cómo es posible que se pueda justificar la muerte de tu propio hijo solo porque siga en el vientre de la madre?
Nos muestran continuamente cifras en las que nos indican cuánta gente muere en las carreteras, por un cáncer de pulmón o por cualquier otro tipo de circunstancia. Esas cifras se quedan ridículas al lado del número de abortos practicados cada año. Seguimos con esa mentalidad egoísta del "ojos que no ven, corazón que no siente". Mientras tanto a los modernos y a los progres todo esto les parece poco, siguen pidiendo el aborto libre y gratuito. A muchos les parece que incluso se deberían ampliar los plazos de gestación, llegando al límite del famoso Doctor Morín con niños asesinados incluso en el séptimo y octavo mes de gestación.
Para acabar con la vergonzosa moral pro-abortista reinante no habría más que ver una ecografía durante el primer mes de embarazo. Si después de verla alguien es capaz de decir que ahí no se ve a un ser vivo, que ahí no se ve a un niño, es que la ingeniería social que se está practicando con todos nosotros funciona a la perfección, haciendo ver a esa gente lo que quieren que vean y no lo que en realidad se ve. Un recién nacido hoy en día es sobre todo un superviviente.
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