El quererse a uno mismo es muy importante en la vida. Es difícil ser querido por otra persona si uno mismo no lo hace. Pero claro, todo eso dentro de un orden porque hay personas que se quieren demasiado y a las que, además, se les nota más de la cuenta ya que se venden continuamente. Ese es el caso del "eggh que" José Bono.
Esa forma de hablar de sí mismo en tercera persona, esa forma de decirle a la otra persona: "cuenta, cuenta.." cuando se trata de que la otra persona hable del "gran Bono". Esa generosidad suya de la que tanto habla, esa condescendencia con la que habla de los demás, ese protagonismo absoluto que él cree tener en la vida de cualquier persona que se haya cruzado con él. Esa familia maravillosa que solo él tiene. Si alguien ha hecho algo por los demás ha sido él. Si alguien ha luchado por la democracia en España ha sido él. Pero si alguien se ha hecho rico de verdad con la política también ha sido él.
En la entrevista que Bertín Osborne le ha hecho a Bono en los últimos días nos quería enternecer. nos mostraba la casa de sus padres, en la que había nacido y en la que ahora vivía, según él. Por supuesto no nos habló para nada del resto de sus propiedades y de sus flamantes negocios hípicos, ¿para qué? Bono se tenía que vender como siempre y el otro día Bertín Osborne le ayudó pasándole la mano por el lomo más de la cuenta.
Bono es el típico tipo al que muy poca gente debe haberle dicho a la cara que sus trolas y su aire de santurrón no cuelan. Es, también, el típico personaje que adorna tanto sus trolas y las repite tan a menudo que en su cerebro acaban convirtiéndose en verdades. Pero tiene un problema Bono, esas "verdades" sólo se las cree él y cuatro más que hayan caído en la trampa. Mientras tanto hablar de su fortuna nada de nada. Hablar del accidente del Cougar, tampoco. Hablar de la ruina que dejó en Castilla la Mancha, menos. Lo único interesante que nos podría contar "Bono Corporaigghion", es su fórmula para haberse enriquecido de esa manera siendo político. Pero eggh que eso no interesa, ¿verdad santurrón?
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