Un médico y un juez deciden sobre la vida de tu hijo, es más barato
Charlie es un niño inglés de 8 meses que tiene una enfermedad muy rara y terminal, Síndrome de Agotamiento Mitrocondrial. Como según los médicos está en fase terminal y sus padres se oponen, han decidido solicitar a un juzgado británico la autorización para desconectar a Charlie de un respirador, que es el soporte que le ayuda a mantenerse con vida. El juez ha dado la razón a los médicos.
¿Hasta que punto va a depender, en esta decadente Europa, nuestra vida de la decisión de un juzgado o de un tercero? Llega a un punto el intervencionismo del estado en las vidas de las personas que ya está decidiendo, no solo sobre nuestra propia vida, también sobre la de nuestros propios hijos bebés e indefensos. Es evidente, en este caso como en otros muchos, hemos cedido poco a poco el destino de nuestra vida a las decisiones de un gobierno o de la justicia. Vivimos de alquiler, no hay nada de nuestra propiedad absoluta. Si alguien tiene una casa y el estado decide que una cerretera o una obra pública tiene que pasar en medio de tu casa te la expropia y punto; el precio será más o menos justo, pero te quedas sin casa quieras o no.
Ahora desde el Reino Unido nos dejan claro que también deciden sobre tu vida y tu muerte, sobre la tuya y la de los tuyos, aunque el tuyo sea un menor de edad que en teoría debería depender absolutamente de sus padres. ¿Qué prima entonces? El dinero, eso es lo que prima. Mantener a ese niño con vida es caro y los médicos, la justicia y el estado han decidido que es mejor dejarlo morir que invertir en que viva. Total, ¿a quién importa más que a sus padres y su familia? Morirá, pasarán dos días y todos nos habremos olvidado de ello, menos sus padres. Pero eso es hasta que nos toque directamente a alguno de nosotros y al tocarnos más de cerca nos acordemos de repente de Charlie.
Hablan de la sanidad en EEUU, hablan de la sanidad pública o privada, pero al final en uno u otro lado lo importante es el dinero y el gasto. Los avances científicos parecen ser impresionantes, pero en esta Europa. tan progre y socialista ella, lo que se impone es la cultura de la muerte. Se camufla la eutanasia y el exceso de gasto en salvar un paciente como muerte digna. Se camufla el aborto y la comodidad de no tener un niño no deseado, como una decisión de la mujer progresista, mientras por otro lado todos recibimos continuos mensajes para adoptar perros y evitar su sacrificio. Me pregunto como se camuflará esta aberración que nos llega del Reino Unido en la que unos médicos y un juez deciden sobre la vida de un hijo de otros. A lo mejor no tiene nombre, pero ya se inventarán uno bien sonante que acabe en muerte digna. Pero el hijo no es ni el del juez ni el de los médicos, es el de otros, a lo mejor después de eso les dan un "bonus" por productividad. La Europa del bienestar, me río por no llorar, la Europa de la cuenta de explotación socialdemócrata.
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