Cuando veo, escucho o leo a cualquier dirigente de Podemos me pregunto: y estos, con lo que odian a España, ¿para qué nos quieren gobernar? Y la conclusión no puede ser otra que para acabar con nosotros como nación, para acabar con un país al que evidentemente detestan. Detestan su bandera, detestan su historia, detestan a sus fuerzas Armadas y, lo más grave, detestan a todos los españoles, menos a los que les votan.
El último capítulo de su odio visceral a España se ha producido en el Parlamento de Cataluña con dos hechos más que relevantes: el primero su abstención ante el golpe de estado separatista que allí se produjo el 6 de Septiembre. El segundo la retirada de banderas españolas de los escaños vacíos de la oposición a manos de Ángeles Martínez, una de las diputadas podemitas en aquel parlamento.
Martinez, cuyo catalanizado nombre no sirve más que para intentar catalanizar su apellido, se levantó y retiró todas las banderas españolas que se encontró por los escaños. Este acto, que pudiera parecer menor, es una clara afrenta a los símbolos nacionales con los que los diputados de la oposición del parlamento decidieron escenificar su queja. Y no solo es una ofensa a los símbolos que representan a quien le paga su nómina todos los meses, es también un ataque contra la libertad de expresión de una buena parte de sus compañeros parlamentarios.
Un ejemplo más de lo que es Podemos y de lo que representaría un hipotético gobierno suyo para España, la destrucción absoluta de este país y la desmembración de ella tal y como la conocemos desde hace siglos. Mientras tanto se pueden quejar de corrupciones de otros, que está muy bien, pero de lecciones de democracia, de defensa de la libertad de expresión y de respeto por lo demás no pueden decir nada. No tienen derecho alguno. Parece mentira que todavía pueda haber gente que les sorprenda todo esto tratándose de un partido comunista. Y ya sabemos lo que ha sido el comunismo toda la vida, destructores de todo lo que se le pusiese por delante, incluso de sus propios camaradas. Que se lo digan a Trotsky y al piolet que se llevó en la cabeza al "otro barrio".
El último capítulo de su odio visceral a España se ha producido en el Parlamento de Cataluña con dos hechos más que relevantes: el primero su abstención ante el golpe de estado separatista que allí se produjo el 6 de Septiembre. El segundo la retirada de banderas españolas de los escaños vacíos de la oposición a manos de Ángeles Martínez, una de las diputadas podemitas en aquel parlamento.
Martinez, cuyo catalanizado nombre no sirve más que para intentar catalanizar su apellido, se levantó y retiró todas las banderas españolas que se encontró por los escaños. Este acto, que pudiera parecer menor, es una clara afrenta a los símbolos nacionales con los que los diputados de la oposición del parlamento decidieron escenificar su queja. Y no solo es una ofensa a los símbolos que representan a quien le paga su nómina todos los meses, es también un ataque contra la libertad de expresión de una buena parte de sus compañeros parlamentarios.
Un ejemplo más de lo que es Podemos y de lo que representaría un hipotético gobierno suyo para España, la destrucción absoluta de este país y la desmembración de ella tal y como la conocemos desde hace siglos. Mientras tanto se pueden quejar de corrupciones de otros, que está muy bien, pero de lecciones de democracia, de defensa de la libertad de expresión y de respeto por lo demás no pueden decir nada. No tienen derecho alguno. Parece mentira que todavía pueda haber gente que les sorprenda todo esto tratándose de un partido comunista. Y ya sabemos lo que ha sido el comunismo toda la vida, destructores de todo lo que se le pusiese por delante, incluso de sus propios camaradas. Que se lo digan a Trotsky y al piolet que se llevó en la cabeza al "otro barrio".
Cortito,GUARRA
ResponderEliminarcORTITO,GUARRA
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