España el país de Nunca Jamás

Erase una vez una pareja que decidió casarse porque se querían mucho y querían tener muchos, muchos hijos. Con los ingresos de él y los ingresos de ella nunca podrían tener problemas, tenían sus puestos de trabajo asegurados y nunca pasarían dificultades.

Para casarse deciden comprar un chalet adosado en una de esas urbanizaciones horrendas en las que todas las casas eran iguales, pero la suya iba a ser distinta se iba a llamar "Villa algo" e iban a llenar el jardín de entrada de horribles enanitos.

Para comprarse esa casa deciden ir al banco ya que con sus dos sueldos pagarían esa hipoteca a interés variable ya que, como les aseguró el director del banco, los intereses nunca jamás subirían del ridículo interés más euribor que iban a tener en ese momento. La casa les parecía un poco cara pero, como les aseguraba todo el mundo, era una inversión segura ya que nunca jamás bajaría de precio todos los años subiría un poquito su valor.

En el país de Nunca Jamás gobernaba un presidente con bigote mal encarado, pero que estaba haciendo las cosas muy bien. Cuando llegan las elecciones en el país de Nunca Jamás deciden no volver a votar al partido del presidente del bigote porque, a pesar de lo bien que lo había hecho, ellos siempre habían sido progresistas y nunca jamás votarían a la derecha, buff que horror, la derecha casposa.

El nuevo presidente, de grandes cejas y ojos claros, les cuenta muchos cuentos y ellos son felices. Pero tras unos pocos meses de felicidad se dan cuenta que el presidente de las cejas grandes y los ojos claros no es tan bueno como pensaban, pero por lo menos es progresista. 

Empiezan las dificultades, pero el presidente les asegura que lo que pasa en el resto del mundo nunca jamás pasará en el país de Nunca Jamás. Nunca jamás habrá crisis, nunca jamás subirá el paro de los 3000000 de parados, nunca jamás se arruinarán los bancos, nunca jamás subirá la luz por encima del 20%, nunca jamás se subirá el IVA, nunca jamás subirá la gasolina, nunca jamás habrá pobreza infantil, nunca jamás los abuelos tendrán que ayudar a sus hijos cuarentones, nunca jamás se temerá por el cobro de las jubilaciones, nunca jamás se pasará hambre, nunca jamás, nunca jamás, nunca jamás.

Ahora la pareja que se casó en el país de nunca jamás ha perdido su casa, su trabajo, su futuro y viven de las migajas del paro hasta que se acabe y, muy probablemente, nunca jamás encuentren un puesto de trabajo como el que tenían, nunca jamás puedan volver a comprarse ese adosado horrendo y nunca jamás vuelvan a mirarse a los ojos porque lo que nunca jamás iba a ocurrir ha acabado con algo que nunca jamás iba a acabar, su felicidad en pareja.

En el país de Nunca Jamás las cosas, nunca jamás, volverán a ser como antes.