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And the Oscar goes to "Los Verificadores".

Suenan como a una nueva entrega de alguna saga famosa de películas de Bruce Willis o de Tom Cruise. Pero no son ficción no, son una realidad. Los verificadores son unos tipos con pinta chunga que vienen de países con una larguísima tradición democrática, tipo Sudáfrica, que vienen a verificar el proceso de "desarme" de ETA y que no se sabe muy bien quien les paga.

Han aparecido en nuestras vidas así como de repente y parece que no nos van a dejar a nadie indiferente, y me ha salido un pareado. Estos segundones han procedido a verificar el desarme de ETA de la siguiente forma. Quedan con los etarras, en un sitio que por supuesto no dicen a nadie, los etarras les enseñan cuatro pistolas y les dicen: "¿ves estas pistolas? Vale, pues yo te las devuelvo formalmente, no te las doy, en realidad me las quedo yo, pero te prometo que no las voy a usar nunca". Y los verificadores, locos de contento lo primero que piensan es: "es muy importante que verifiquemos esto. Volvamos a España, esto hay que contárselo a todo el mundo". Esto es muy importante para entender el trabajo de un verificador, si no vienen y nos lo cuentan no verifican, entonces ya no se llamarían así. 

Entonces llegan a España y van a contárselo a la Audiencia Nacional, donde les recibe Iñigo Urkullu, Dios los cría y ellos se juntan. Urkullu, les recibe como héroes, "¡ehh mira, ahí están los verificadores! Cómo molan". Los niños a su paso les dicen a sus madres: "Mami, yo de mayor quiero ser verificador". Y llega el momento cumbre, llega el momento de las esperadas declaraciones de los verificadores y ahí es cuando los que nos hacemos verificadores somos los que escuchamos sus declaraciones. "Sólo ETA sabe donde están las armas", cuando acabó la grabación del vídeo de los verificadores los etarras metieron las armas en una caja de cartón y se las volvieron a llevar". Efectivamente, todos los que escuchamos y leemos verificamos que los verificadores son exactamente lo que parecen, unos pringados.

Si en el asunto no hubiera muertos de por medio los verificadores me harían gracia. Pero para  graciosos ya tenemos en España a unos cuantos, no nos hacen falta más. Yo les diría a estos pringados, a estos personajillos de pacotilla que ya está, que ya han tenido su momento de gloria y que se vuelvan por donde han venido. No sirven absolutamente para nada más que para ser un nuevo personaje del programa de José Mota, podrían ser "el tío de la vara", o "la vieja del visillo", o alguno parecido. A verificar a otro lado, ¡gandules!

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