En España el dinero es progre.

Hay un refrán muy español que dice que el dinero no da la felicidad, pero ayuda. España es un país en el que no está mal visto tener dinero, está mal visto ser de una determinada tendencia política, está mal visto ser de derechas. El negocio está claro, ser de izquierdas, ser progresista, ser socialista o comunista vende en nuestro país, y cuanto más mejor.

En los últimos días ha aparecido una información en los medios en la que se destapaba la fortuna del presentador de la Sexta "El gran Wyoming", se destapa que este reconocido "progresista" e izquierdista tiene un parque inmobiliario de 19 viviendas, nada más y nada menos. A esto habría que sumarle la participación que posee en varias sociedades y su sueldo como presentador de "La Sexta", 900.000 €. Este señor tiene un importante negocio, este importante negocio es su propia imagen. Su trabajo y su forma de conseguir grandes beneficios de esa imagen es explotarla en lo que más gusta al público español en general, tiene que ser de izquierdas.

La gente como el señor Wyoming es capaz de hacer lo más increíble por explotar esa imagen. No tendría inconveniente alguno en entrevistar, por ejemplo, a Ada Colau y apoyarla en la lucha contra los desahucios e incluso apoyar la expropiación de viviendas vacías si fuera necesario. Otra cosa es lo que él haga o tenga por detrás, otra cosa es lo que él haga en privado, lo importante es su imagen cara al exterior. Obviamente esa es una imagen en la que basa sus ingresos, apoyar este tipo de asuntos cara a la galería para él no es más que un negocio.

La forma de actuar del señor Wyoming no es extraña en España donde muchos artistas, actores, cantantes o presentadores de televisión venden una imagen cara al exterior muy distinta a su realidad. Victor Manuel, Ana Belén, Javier Bardem, Joaquín Sabina, Ana Pastor, Juan Luis Cebrián...la lista podría ser interminable, no sólo venden su buen o mal trabajo, si además no tienen esa imagen necesaria en este país sus ingresos serían mucho menores. Da igual que después en el ámbito privado éstos sean unos déspotas con sus empleados, vivan rodeados de todo tipo de lujos o utilicen los servicios de un hospital judío de lujo, aunque cara al exterior digan odiar al estado de Israel.

Todos los que tenemos negocio propio utilizamos una estrategia determinada para vender nuestro producto, pero con una gran diferencia, el negocio de una persona normal no puede basarse en vender el producto con mentiras, caerías enseguida. En el caso de estos personajes la mentira y la pose es fundamental, si dijeran la verdad es probable que siguieran vendiendo, pero seguramente no tanto como venden ahora mismo. Pero que tengan cuidado, pueden llegar a otro punto, pueden llegar a pasarse y si se pasan es posible que la avaricia rompa el saco.