La primera, y para mi más peregrina, justificación de los atentados del 11 de Marzo de 2004 es que todo se debía a la justificación y apoyo, que no participación, de España en la guerra de Irak. Como el gobierno, presidido por Jose Mª Aznar, había apoyado esa participación habían llegado los terroristas islamistas, para ser más exactos de Al Qaeda, y habían perpetrado el atentado. Este es el primer atentado terrorista de Al Qaeda en el que ese grupo terrorista no emite un comunicado haciéndose responsable del mismo. Es curioso que Al Qaeda siempre asume la autoría de sus atentados, entre otras cosas por la publicidad y el terror que generan, pero en este caso no lo hizo.
Cuando llega el juicio y se dicta sentencia, ni siquiera el juez que dicta esa sentencia tiene claro los detalles exactos del atentado, algo nada difícil si tenemos en cuenta que, en uno de los atentados más graves que ha habido en la historia de España, la mayoría de las pruebas son destruídas, incluídos los propios vagones del tren. Pero eso da igual porque una de las primeras normas básicas que instauró el nuevo régimen Zapaterista socialista fue que cualquier versión oficial de los hechos que se diera era válida, cualquier otra versión, incluso la más simple, la de sólo querer saber más, era, y es, tomada como una especie de afrenta y al que se le ocurriera, y se le ocurra, dudar se le humilla y se le insulta.
Llegó el descerebrado Zapatero a la Moncloa y lo primero que hizo fue poner todo patas arriba y echar abajo todo los bueno, o malo, que hubiera hecho el gobierno anterior de Jose Mª Aznar. Se desvincula de la guerra de Irak, anula el plan hidrológico nacional, anula la nueva ley de educación que estaba a punto de aprobarse y lo vuelve todo del revés. Como muchas de las medidas que iba a tomar tenía difícil justificación decide dar carnaza al pueblo que cada vez se estaba volviendo más aborregado. Con un poco de fútbol y un mucho de demagogia y populismo ya se puede hacer con todos nosotros lo que los gobernantes quieran. Se autoriza el matrimonio homosexual, se le podría haber llamado de otra forma pero el llamarle matrimonio era una forma de atacar a la Iglesia y, el atacar a la Iglesia, siempre está bien visto. Se revolucionan todas las comunidades autónomas promoviendo nuevos estatutos, los anteriores eran suficientes pero había que cambiar cosas para que pareciera que se estaba haciendo algo. Se participa en la guerra de Afganistán, si esto lo hubiera hecho un gobierno del PP el mismísimo Zapatero habría inundado las calles de progres y perroflautas otra vez con el grito de "No a la Guerra". Se empieza a negociar con ETA, pero esta vez ya descaradamente, no ha escondidas como lo había hecho cuando estaba en la oposición. Se empiezan a dar los primeros pasos para la legalización de los partidos poretarras y se llega a decir hasta que Arnaldo Otegi era un hombre de paz. En el terreno económico no hay mucho más que decir, todos lo sabemos y todos estamos pagando las consecuencias de la nefasta gestión de este descerebrado a día de hoy.
Pero hay una ley en especial que hizo este indecente, en la que se veía la clase de catadura moral que tenía, que fue la ley de la memoria histórica. Con esta ley, este vende-motos, decía pretender resarcir a las familias que, según él, habían sufrido la pérdida de familiares a manos de lo que el llamaba el régimen represivo de la dictadura franquista. ¿Buscaba esto realmente? No, este reptil lo que buscaba es una nueva división, aun más grande si se podía, entre las dos Españas que lucharon en la guerra civil, nada menos que 70 años antes. Le daba igual que esas viejas heridas estuvieran cerradas, había que reabrirlas como fuera, buscaba el populismo como fuera y a costa de quien fuera. Se dedicó a quitar estatuas de las calles que tuvieran que ver con el franquismo y a cambiar calles de nombre. Eso no era lo más importante ni para él ni para casi nadie en ese momento, pero era una forma de darse un poco más de autobombo. Claro que en esa ley se le olvidó una de las partes, se le olvidó a la gente que sufrió de uno de los bandos, pero eso da igual, eso no vende. Ahora toda España era feliz porque su presidente había decidido hacer una ley de memoria histórica, a la carta.
Pues entonces a los que no estamos conformes con las investigaciones del 11M nos lo ponen mucho más fácil, nos lo ponen a huevo, apelamos a esa misma memoria histórica para que esos atentados sean investigados de verdad. Apelamos a la memoria histórica para que no nos cuenten milongas y nos digan quienes fueron los culpables. Apelamos a una memoria histórica para todos los españoles, para todos. Queremos saber la verdad, queremos saber quien mató un 11 de Marzo de 2004 a 192 personas e hirió a otras 2000. Queremos saber quien, el 11 de Marzo de 2004, decidió que en España había que dar un golpe de estado de esa forma.
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