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¡Pasen y vean!

Siempre los circos, fueran los que fueran, eran presentados igual por sus presentadores: "¡Pasen y vean, el espectáculo más grande del mundo!" Existe un circo estable en Madrid, concrétamente en la Carrera de San Jerónimo, al que se le conoce como el Circo de los Diputados y que debería presentarse así: "Pasen y vean el espectáculo más bochornoso y deprimente del mundo." Entre sus muchos defectos, uno de los principales, es que ese circo tiene un único espectáculo, el espectáculo de los payasos. Pero no payasos en el buen sentido de la palabra, no payasos buenos de los que hacen reír y olvidar las penas. Aquí los payasos son además de malos, malignos, te hacen sufrir, maldita la gracia que te hacen y provocan hasta que eches bilis por la boca.

El último espectáculo que se ha ofrecido en el Circo de los Diputados ha sido ya de los que hacen época. Un proetarra, defensor de asesinos y asesinatos, nos saca la Ikurriña, como si fuera un mago, y nos grita unas palabras en su idioma. A este imbécil ni caso, sólo faltaría que además de tener que pagarle su sueldo y de aguantarle donde no debería estar encima le diera yo algo de bombo a sus palabras, un imbécil y un delincuente es lo que es y punto. Aparece también el supuesto líder de un partido nacional, comunista para más señas, y hace sacar a todos sus borregos unos carteles, mientras él está hablando, reclamando un referéndum entre la monarquía y la república. Este sería el payaso penoso, siempre sus objetivos son más altos de los que finalmente consigue, como es un perdedor en toda regla tiene que dar la nota para que se le escuche de vez en cuando. Aparece después otro payaso, que parece el payaso fumado, anunciando por su cuenta y riesgo la república independiente de Cataluña. Es cierto que a este cada vez le vota más gente en Cataluña, pero no se sabe quien le ha otorgado la representatividad de todos los catalanes en el Congreso de los diputados.

Estas han sido las estrellas principales del espectáculo. Pero entre actuación y actuación se colaba algún espontáneo. Payasos nacionalistas que reclamaban al futuro Rey el reconocimiento de sus regiones como países independientes, ya hay que ser tonto. Alguna diputada, que no llega ni al nivel de payaso, pidiendo jubilaciones y alguno que otro más por ahí que no merece ni que le mencionemos.

Pero lo peor de ese circo es que el sueldo de esos payasos se lo pagamos todos, queramos o no. Y además los que pagamos, que somos los que deberíamos mandar, no tenemos derecho a nada, ni siquiera a despedir a estos payasos tan malos, a lo único que tenemos derecho es a oír, ver, callar y pagar. Estos payasos son los llamados representantes del pueblo español, si estos son los que nos representan casi me preocupan más cómo serán los representados.

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