Nos vino rebotada del PSOE, porque perdió unas primarias. Nos contó cosas que muchos queríamos oír, se envolvió en la bandera española y con mensajes anti terroristas y todos la creímos. La creímos porque, aunque no fuéramos de izquierdas, estábamos todos deseando que apareciera una opción política de izquierdas, realmente nacional y con un mensaje claramente anti terrorista. Y no era por votarla, era porque esa opción nos daba la tranquilidad que, aunque ella fuera elegida, la unidad nacional nunca se iba a discutir ni tampoco se iba a discutir la lucha antiterrorista y la protección a las víctimas del terrorismo. Era tan raro que un partido de izquierdas tuviera unos mensajes así que muchos no la habríamos discutido otros asuntos, simplemente habríamos necesitado una matización.
Abogó por la transparencia y por la honorabilidad de la política y se opuso a las prebendas que, por el simple hecho de ser político, disfrutaba nuestra casta política. Se le daba cancha en programas de medios de comunicación de derechas, criticándosele ciertos temas pero alabando su postura, en teoría valiente, en muchos otros.
Pero había algo que ella había conseguido hacernos olvidar a todos, sus orígenes, venía del PSOE y, a día de hoy, todavía estoy por ver algo bueno que proceda de ese partido. Yo pensaba que Rosa Díez iba a ser la primera, pero ya se está ocupando ella de demostrarme mi error, mi equivocación con ella.
La noticia aparecida en estos días, la de los fondos de pensiones de europarlamentarios, ya ha terminado de quitarle la careta a Doña Rosa, por lo menos para mi. Ya estaba habiendo últimamente una serie de noticias, comentarios y rumores que ponían en entredicho, no sólo su calidad como política, también su calidad humana. Esta noticia ha terminado por desmontar al personaje, pero no sólo la noticia también su explicación posterior. Ha aclarado la legalidad de esos fondos y su legitimidad para tenerlo. Perfecto Rosa, es legal pero no es ético, con la que está cayendo en España y con vuestros sueldazos de ético no tiene nada.
De todas formas, y llegados a este punto, he de aclarar que tengo que darle las gracias a Rosa Díez. Le tengo que dar las gracias por quitarse la careta y demostrarnos quién es de verdad. Le tengo que dar las gracias por demostrarme que mi teoría que del PSOE nunca llega nada bueno sigue todavía en pie. Como se decía cuando jugábamos al escondite: "te pillé Rosa, la quedas."
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