Yo no me callo

Analizando la situación actual que vive España ahora me doy cuenta que la solución no es que sea complicada, es casi imposible. Todo esto que está pasando ahora se lleva cocinando desde hace muchísimos años y ahora es muy difícil poner freno al despropósito. Cuando hablo de despropósitos me refiero a los privilegios ya adquiridos por la clase política con respecto al ciudadano normal.

Para empezar no estamos hablando de una lucha entre iguales, estamos hablando de una lucha en la que los privilegiados tienen la sartén por el mango porque son los que mandan, son los que legislan y son los que ejecutan. Ellos deciden por ellos y por nosotros, deciden de cuanto dinero nuestro van a disponer, siendo la primera partida la que ellos mismos se reparten. Y no sólo deciden cuanto nos quitan a nosotros, también deciden cuanto de eso que nos quitan se lo van a quedar ellos, tanto de forma legal como de forma ilegal, aunque todo se andará porque como son ellos también los que legislan lo que hoy no vale para ellos quizás mañana valga.

Pero a todo esto hay que añadir algo más grave, todo esto, que es algo temporal, ellos lo toman como indefinido. Han convertido una temporalidad en su forma de vida, sin esa forma de vida, y tan acostumbrados como están a lo bueno, su vida sería muy complicada. De esa forma de vida no sólo se han beneficiado ellos, también se han beneficiado sus amigos, sus familiares directos y los familiares de sus amigos. Han formado una especie de telaraña familiar, tipo mafia siciliana, que es muy difícil de romper. 

Y por otro lado estamos nosotros que pagamos lo que ellos dicen. Pagamos cuando ellos dicen y como ellos dicen, y si no puedes hacerlo, se ocupan de aniquilarte con listados para que tu vida no sólo sea difícil, sea prácticamente imposible. Y lo peor de todo es que encima nos quedamos mirando como borregos, sin rechistar y muertos de miedo.

Pues yo, a pesar de lo difícil que es, no me pienso callar. No quiero que sigan aprovechándose de mi y de los míos y que prime su beneficio antes que mi vida y la de mi familia. Yo no voy a salir a la calle a destrozar escaparates ni a enfrentarme con la policía, eso no va conmigo. Pero, aunque no lo consiga, voy a seguir denunciando y poniendo el grito en el cielo cada vez que toda esta gente me intente tomar el pelo un poco más. Espero que cada día seamos más los que, aunque sea desde nuestras casas, protestemos y no nos dejemos pisotear por estos vividores. Por estos y por los que vienen con la coleta.