¿Y si Teresa hubiera muerto?

Al fin llega una buena noticia en este mar de malas noticias en que se ha convertido España, una al año no hace daño. La enfermera Teresa Romero ha sobrevivido al ébola, es esa una gran noticia en primer lugar para Teresa y su familia. Ha logrado superar una enfermedad que podría haberle costado la vida y la ha superado, al parecer, con garantías. En segundo lugar es una buena noticia para el sistema sanitario español que había perdido credibilidad debido, sobre todo, a la mala gestión que de todo este proceso había hecho el gobierno. En tercer lugar es bueno para mantener la débil estabilidad que ahora tiene nuestro país.

¿Y por qué digo esto último? Porque la izquierda la estaba empezando a preparar en caso que Teresa hubiera fallecido. Tanto PSOE, como IU o como Podemos tienen muchas ganas de revancha desde que en 2011 el PP ganara las elecciones, no han sumido todavía la victoria electoral del partido de Mariano Rajoy. Lo llevan demostrando toda la legislatura y esta habría sido una ocasión que ellos, a buen seguro, no habrían desaprovechado. Ya estaban corriendo mensajes por internet para convocar, en caso de fallecimiento de Teresa, concentraciones en los alrededores de las sedes del PP. Desde sus medios de comunicación afines, o sea todos, ya se estaba empezando a calentar la cabeza de la gente centrándose más en buscar culpables al contagio de Teresa que en preocuparse realmente de su estado de salud, ¿verdad Jesús Cintora?

La izquierda española, cuando suceden casos similares, no demuestra ningún tipo de cariño ni hacia España, ni hacia los españoles. Lo único que demuestra siempre son sus ansias desenfrenadas de conseguir poder sea como sea. Pero además lo hacen en función a un supuesto derecho, a una superioridad moral que creen tener sobre el resto que no se sabe muy bien de donde les viene. De momento y en este caso oportunidad perdida, sobre todo por el bien de Teresa, pero ahí están a la espera escondidos como ratas. Ellos y sus voceras de las televisiones, radios y periódicos. Ellos y los pelotas a los que, cada vez que están en el poder, les hacen ser todavía más ricos de lo que eran.