Ayúdame a controlarte más

Seguramente hoy día 1 de Mayo de 2015 haya un sector de la población española determinado que esté pensando si pasar un día festivo como este metidos en la cama o si quizás sería mejor pasarlo en la sala de urgencias de algún hospital psiquiátrico. Me refiero, por supuesto, a los empleados de oficinas bancarias.

El día 30 de Abril de 2015 era la fecha límite para que todos los españoles fuéramos, como borregos, a que todos los bancos e instituciones crediticias digitalizáran nuestro DNI, de lo contrario nos amenazaban con bloquear nuestras cuentas, amenazaban con inmovilizar nuestro dinero; es decir, o vas a digitalizar tu DNI o despídete de tu dinero.

Esto, que en una persona normal, sería un motivo más que suficiente para que diera un puñetazo en la mesa y se llevara su dinero a casa para guardarlo en su colchón supuso un día de pesadilla y de colas kilométricas en todos los bancos de España. Pero la gente iba a los bancos, o íbamos a los bancos, no a llevarse su dinero y pegar un portazo al estado manipulador y a sus tentáculos bancarios; a lo que iban era a entregar su DNI para que no le quitaran su dinero.

Los seres humanos en general, y los españoles en particular, parece que más que personas somos agua -incolora, inodora e insípida- no decimos esta boca es mía y vemos esta aberración como algo normal. El estado lo justifica, porque para todas sus injusticias tiene una justificación absurda, y dice que es para prevenir el blanqueo de capitales. Claro, controlan el casi inexistente blanqueo de capitales de los que a duras penas llegamos a fin de mes mientras ellos siguen con su juerga. Lo que quiere el estado es que no se les escape ni un duro, ni un sólo movimiento de dinero del cual no puedan ellos llevarse su tajada para seguir desangrándonos.

Y allá que vamos todos, como si fuéramos borregos directos al matadero, con la mente casi en blanco y la mirada perdida a facilitarles las cosas. Allá que vamos todos como imbéciles a cumplir órdenes para que no nos roben el poco dinero que tenemos, un robo que ellos antes se han ocupado de legalizar. Me temo que no tenemos remedio, me temo que ya no hay solución a nada de esto; nos seguirán tomando el pelo descaradamente y nosotros seguiremos callando por miedo e incluso algo peor, seguiremos callando por comodidad.