¿Cuestión de vetos o de no saber perder?

Cuando llegan las elecciones generales, municipales, europeas, de la comunidad de vecinos...hay que oír las tonterías que llegan a soltarnos nuestros políticos a la hora de meter el papelito en la urna. Que si fiesta de la democracia, que si los españoles tienen la oportunidad de elegir, que si los votos, la voz de las urnas...y no se cuantas sandeces más. Muchas sandeces en las que los políticos parecen ignorar que poco más tarde llega la hora de la verdad, la del recuento. Y ay cuando llega el recuento, cuando llega el recuento llegan los sopapos.

Los sopapos la mayoría se los toman a mal. Unos porque tienen muchos trending topic en Twitter, otros porque llenan pabellones a base de pagar el viaje y bocadillos a los asistentes, los otros porque sólo escuchaban cuando les llamaban guapos. Pero el recuento no son "historias de un amor", los recuentos son la verdad verdadera. Al de Twitter el recuento le dice que el robot no vota, al de los bocatas y los viajes en autobús que al final son los mismos en todas partes y al que se creía tan guapo que, aunque muy guapo, no lo es tanto como él piensa.

Al haber últimamente unos resultados electorales tan reñidos llega la hora de ajuntarse. Y es ahí cuando llegan los problemas, los que pierden tienen tal ataque de cuernos con el ganador que, en teoría, se iba a pegar el gran castañazo, que no quieren ajuntarse con él. Pero, ¿dónde queda eso de la fiesta de la democracia y de los españoles eligen? Pues en lo de siempre, tú vota que ya haré yo lo que se me ponga justamente en medio del arco del triunfo.

¿Y todo por qué? Pues porque pierden cuando sus mamás y sus abuelas les habían dicho que lo iban a ganar todo. Pero hay un problema, quien más te quiere en el mundo siempre es tu madre y tu abuela (expertas en mentiras piadosas). Pues esos son los vaticinios de mamá y de la abuela, mentiras piadosas. Pero vamos que, puesto a gastar, podemos votar por tercera vez porque a este paso nos saldrá por un ojo del la cara, pero el malo ya no necesitará ajuntarse con nadie.