Diecinueve años perdiendo el norte
Lo recuerdo perfectamente, yo volvía a casa de trabajar a las tres de la tarde del 10 de Julio de 1997 cuando puse la radio de mi coche y escuché la noticia. Un concejal del PP de Ermua, de nombre Miguel Ángel blanco, había sido secuestrado por ETA e iba a ser ejecutado si el gobierno no atendía las peticiones de los terroristas. Me quedé helado, esa noticia representaba un salto en la estrategia de ETA que no se había dado hasta ese momento. Estaba chantajeándonos a todos a cambio de la vida de una persona, alguien que hasta ese momento era un desconocido para todos. La mayoría nos temíamos lo que iba a pasar, al frente de gobierno estaba Jose Mª Aznar, que estaba tratando el asunto del terrorismo de ETA con mano dura. Dureza que, hasta ese momento, había sido o tibieza, o condescendencia, o meteduras de pata. Todos nos imaginábamos lo que definitivamente ocurrió tres día más tarde, que definitivamente Miguel Angel fuera asesinado.
Durante esos tres días el comportamiento del pueblo español fue extraordinario. Manifestaciones, vigilias, manos blancas en alto diciéndole a ETA que nos tenían a todos en contra. Momentos emotivos en los que muchos nos emocionamos y todos lloramos cuando el cuerpo de Miguel fue encontrado prácticamente sin vida. Los pro-etarras tenían que esconderse en sus casas ante la presión colectiva. Los partidos pro-etarras, con Otegui a la cabeza, no eran capaces de decir nada sin sentir el rechazo silencioso de la inmensa mayoría de los españoles incluidos los vascos.
Desde entonces han pasado diecinueve años. Si alguien me hubiera pedido una predicción de futuro en aquel momento, si alguien me hubiera preguntado que pasaría diecinueve años más tarde no podría imaginar que estuviera pasando lo que ahora está pasando. Nunca hubiera imaginado que todas esas mayorías de entonces fueran ahora minorías y, mucho menos, que tuvieran más voz los asesinos que los que nos manifestábamos contra ETA entonces. Para todo ello han pasado muchas cosas y, para mi, dos cosas fundamentales. La primera los atentados del 11 de Marzo de 2004 en Madrid. La segunda, y para mi mucho peor, la entrada en escena de José Luis Rodriguez Zapatero, quien fue presidente gracias a esos atentados.
Zapatero cedió al chantaje de los etarras y convirtió a los asesinos en "hombres de paz". Se sentó a negociar descaradamente con los terroristas. Les volvió a dar voz y voto, algo que Aznar se había empeñado en eliminar. Pero lo que fue aún más grave fue su famosa ley de memoria histórica que reabrió viejas heridas de forma artificial y no reclamada por nadie o por lo menos no reclamada por nadie de una forma mayoritaria. Zapatero quiso pasar a la historia a cualquier precio y vaya si lo hizo. Vendió el fin de ETA como una victoria, cuando no fue más que la rendición a un chantaje. Reabrió y renegoció todos los estatutos de autonomía cediendo ante los separatistas y fomentando un separatismo adormecido hasta ese momento. Generó problemas donde no los había y abrió de nuevo los que ya estaban solucionados, por no hablar de la crisis económica que nos dejó.
Todo eso ha fomentado un odio y una desunión que hasta entonces no era tan encarnizada. A día de hoy las consecuencias de Zapatero son más que evidentes. Falta de cultura, falta de unidad y, sobre todo, pérdida absoluta de valores en una sociedad que hasta entonces los tenía bastante claros. Si me hubieran preguntado hace diecinueve años lo que pasaría hoy me podría imaginar de todo, pero no me hubiera imaginado nunca tener un presidente sinvergüenza, como él, que acabara con todo lo logrado hasta entonces. Gracias mamarracho, pasarán cien años y todavía seguiremos sufriendo tus gobiernos.
TODO ESTUVO PREPARADO POR LA CIA Y CON ZP FIRMARON LA PAZ PORQUE YA TENÍAN AL ENDEUDADOR EN EL GOBIERNO. Lo mismo con Colombia.Son siempre ELLOS. UN BESO.
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