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Con Franco había menos censores y represores de los que hay ahora


Nunca ha estado tan de moda hablar de Francisco Franco, ni siquiera cuando en el año 1939 acabó ganando la guerra civil y siendo nombrado Jefe del Estado. Nunca antes tanta gente había hablado tanto de Francisco Franco sin conocerle, sin haber vivido bajo lo que algunos llaman su yugo por lo absoluta falta de libertades que en teoría había. ¿Hay acaso más libertades ahora? ¿Cuánta gente se te echa a la yugular por hablar de ciertos temas? ¿Qué se dice de ti si hablas de España como tu patria? ¿Y si dices estar en contra del aborto? ¿Y si crees que la vida de un ser humano es mucho más importante que la de un animal? ¿Y si dices que no quieres que el islamismo invada tu casa?



¿Y si criticas a un homosexual? ¿O si lo haces con una lesbiana? ¿Y si dices que la violencia de género no es tal, sino que es violencia doméstica porque además de mujeres, también mueren hombres y niños? ¿Y si se te ocurre preguntarte el por qué de esa necesidad imperiosa de mover los restos de Franco del Valle de los Caídos? ¿Qué te dice la gente con esos pocos ejemplos que he dado? ¿Cuántos insultos recibes por hacerlo? ¿Por qué esa gente que tanto ataca la falta de libertades con Franco le gusta tanto atacar la libertad de la persona que decide expresarse así?

No ha habido nunca tantos censores, represores de libertad y atacantes a la libertad ajena como hay ahora. Nunca se ha tenido que tener tanto cuidado al contar un chiste o expresarte de una forma determinada, como ahora. Nunca, en la época de Franco tampoco. Nunca se ha perseguido tanto al diferente como ahora, nunca se ha humillado tanto a la persona solo por su forma de pensar como ahora. Nunca se habían impuesto tantas normas y obligaciones como ahora. Y lo peor de todo es que antes lo hacía, en teoría, el gobierno de Franco porque era una dictadura. Lo peor es ahora, que además de hacerlo el supuesto gobierno democrático, lo intenta también imponer un conocido, un vecino o un completo desconocido que está leyendo cuatro palabras que escribes a cientos de kilómetros de distancia, y para reprimir tu libertad lo hace, además, con insultos, con ofensas y con amenazas.



¿Más libertad ahora que antes? Sí, pero solo de la propia, de la políticamente correcta o de la que marquen las masas o la televisión.

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